Un duro reto a los obispos y el llamado a un cambio "pastoral"

Un duro reto a los obispos y el llamado a un cambio "pastoral"
El Papa se quejó por las "demoras" en aplicar el quinto documento de la CELAM. Advirtió sobre "el reduccionismo socializante", desde el liberalismo a la "categorización marxista".
Aparecida protagonizó el principio de la primera visita del nuevo Papa al continente y también su final. En esa localidad paulista, Francisco dio la semana pasada su primera misa en Brasil. Este domingo, antes de abandonar el país, el Sumo Pontífice no volvió a esa localidad, pero le advirtió a los obispos latinoamericanos sobre el "retraso" en la aplicación del quinto documento del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), redactado en 2007 en esa misma ciudad amazónica, a 240 kilómetros de Río.

La primera vez que Bergoglio visitó Aparecida fue en 2007, como arzobispo porteño, y tuvo a su cargo la redacción final de un documento de 300 páginas. "Por ahí alguno me ha oído decir que lo que hicimos en Aparecida fue un milagro, por un documento que juntó 2240 modos, y salio armoniosamente", recordó en referencia al encuentro realizado dentro del Santuario Nacional, con el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, como secretario general del CELAM y la ayuda del actual rector de la UCA y arzobispo Víctor Manuel Fernández.

Stanovnik estaba ayer junto a Bergoglio entre los 45 obispos continentales, y otros dos argentinos: Eduardo García (Buenos Aires) y Carlos Malfa (Chascomús). Todos se reunirán a partir de hoy en un encuentro hasta el viernes, bajo la conducción de Carlos Aguiar Retes, arzobispo de la ciudad mexicana de Tlalnepantla.

Aunque quisiera, Bergoglio no podrá participar, pero el mensaje que les dejó ayer remplazó esa ausencia. Antes de hablar del retraso, sostuvo que las definiciones del documento de 2007 van más allá de las palabras. "La materialidad de la iglesia es que cura heridas, y está lleno de heridos, gente que se fue. Después de una batalla en un hospital de campaña, lo que hay que hacer es curar las tantas heridas de gente que se fue, se quedó a mitad de camino, se confundió", retrató el Papa para aludir a la pérdida de fieles, y les preguntó: "¿Somos conscientes de replantear las estructuras pastorales buscando el bien de la sociedad?"

Poco antes de despedirse de los 15 mil jóvenes voluntarios de las Jornadas Mundiales, sostuvo que "las preguntas existenciales de las nuevas generaciones entrañan un cambio fecundo que hay que recorrer con el evangelio, el magisterio y la doctrina social de la Iglesia. En una misma ciudad hay varios imaginarios colectivos, las tribus urbanas. No voy a hacer un movimiento diocesano para las tribus urbanas, pero representan algo mucho más profundo." En ese punto, les advirtió: "Si nos mantenemos en los parámetros de la cultura de siempre, en el fondo de base rural, el resultado anulará los esfuerzos."

Los prelados se mantuvieron imperturbables ante las palabras del jefe del Vaticano, que antes de cerrar, habló de ellos como "ex colegas". También les aclaró que "el obispo debe conducir, que no es lo mismo que mandonear", que deben ser "hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida. Hombres que no tengan 'psicología de príncipes', que no sean ambiciosos".

El documento de Aparecida se hizo conocido en la Argentina cuando el Papa le obsequió una copia a la presidenta Cristina Fernández en un encuentro reservado con Bergoglio un día antes de asumir su pontificado. Hace una fuerte crítica a la economía de libre mercado, defiende la doctrina social de la Iglesia, condena el narcotráfico, y cuestiona a los "nuevos populismos" dentro del continente. La pieza analiza la religiosidad latinoamericana, y hace hincapié en cuatro momentos clave: la devoción humana, la fiesta, la peregrinación y el santuario.

"Incluyéndome en esta afirmación, estamos un poquito retrasados en lo que a conversión pastoral se refiere. Conviene que nos ayudemos un poco más a dar los pasos que el Señor quiere para nosotros en este 'hoy'", les dijo Francisco, antes de hablar de las tentaciones, donde definió los límites de Aparecida por izquierda y por derecha.

"Menciono algunas: primero el reduccionismo socializante, la más fácil de descubrir, basada en las ciencias sociales desde el liberalismo hasta la categorización marxista", enumeró el Papa argentino, y luego habló de "ideologización psicológica, que reduce el encuentro de Jesucristo a un autoconocimiento autorreferencial". Según el Pontífice, son los tipos de fieles que piden "que se casen los curas, se ordenen las monjas, que se dé comunión a los divorciados, pero no van a las cuestiones de fondo, sino a las pequeñas opciones ilustradas".

A los obispados conservadores no los nombró, pero dio un ejemplo: "La cuarta es la propuesta pelagiana, una forma de restauracionismo que, ante los males de la iglesia, sólo cree en la disciplina, en la restauración de conductas, suele darse en algunos grupos, en tendencias exageradas a la tendencia doctrinal y disciplinaria. Involuciona porque busca recuperar el pasado perdido, y créanme que me asusta: el restauracionismo es una especie de cobertizo", disparó.

La última escala fue el clericalismo: "El cura clericaliza y el laico le pide por favor que lo clericalice porque en el fondo le resulta más cómodo." Los obispos sólo rieron cuando les recordó que siempre hablaba de los "obispos bígamos", por aquellos que no están pendientes de la Iglesia que tienen, sino por los cargos que vendrán. "Perdonen si alguna cosa estaba zafada, pero sentía que tenía que hablar de obispo a obispo", confesó Francisco antes de salir para dar su último discurso a los jóvenes. Los retos ya habían terminado antes de subir al helicóptero. «

Entrevista y definiciones

Arriba del avión que lo trajo a Río, Francisco dijo que no daría entrevistas, pero ayer, antes de salir, dio un reportaje a la cadena O Globo, transmitido al cierre de esta edición. “Cuando vi el Papamóvil, era una caja de vidrio. ¿Usted cuando va a visitar a un ser querido, va en una caja de vidrio?”, explicó por su decisión de dejar los costados abiertos del coche papal. Tampoco eludió preguntas sobre la crisis que atraviesa el Vaticano, especialmente sobre monseñor Batista Ricca, nombrado por el Papa en junio dentro del IOR, más conocido como el Banco del Vaticano y acusado de corrupción. “Este señor obró mal, y la Iglesia le tiene que dar la sanción que merece”, sostuvo. Sobre los jóvenes, pidió que no se los manipule y aclaró que “un joven que no proteste, no me gusta”. Antes de terminar la nota, bromeó: “Hemos negociado bien: el Papa es argentino y Dios es brasilero”.

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