“Los dirigentes tienen la obligación de que cada hombre y mujer pueda trabajar”

“Los dirigentes tienen la obligación de que cada hombre y mujer pueda trabajar”

Con estas palabras, el Papa se refirió sorpresivamente a la situación que atraviesan miles de personas en todo el mundo.

Si en ese momento sus palabras no hubieran estado dirigidas para quienes efectivamente lo estaban, cualquiera hubiera pensado que Francisco se refería a la realidad socio-política de varios países del mundo, algo que a él le preocupa y mucho sobre todo por las implicancias que tienen en materia laboral. Una vez más, volvió a sorprender con certeras definiciones sobre la falta de solidaridad y la importancia de la cultura del trabajo. “Si por maniobras económicas o para hacer negocios no claros se cierra una fábrica o una sociedad empresarial y se quita el trabajo a los hombres, esta persona comete un pecado gravísimo”, sostuvo el Papa. ¿A quien iba dirigido ese mensaje?  ¿Le hablaba a los empresarios? ¿O a los dirigentes que no honran su compromiso con los trabajadores? ¿Quizá a la clase política?

 

El sabe de lo que habla. Por su memoria habrán pasado cientos de imágenes y testimonios vividos durante tantos años cada 7 de agosto en Buenos Aires, cuando celebraba la misa en el Santuario de San Cayetano de Liniers para luego recorrer la larga fila de peregrinos saludando, escuchando y acompañando la fe de ese pueblo que se acercaba al Santuario no solo a pedir, sino también a agradecer. El mismo recuerda algunas de esas vivencias en una carta enviada el año pasado a los obispos de Argentina con motivo de la Fiesta de San Cayetano: “tantas veces, ante la angustia de hombres y mujeres que quieren y buscan trabajo y no encuentran..., sólo atinaba a un apretón de manos, una caricia, mirar esos ojos humedecidos de dolor, y llorar dentro. Llorar sí, porque es duro cruzar tu vida con un padre de familia que quiere trabajar y no tiene posibilidad de lograrlo”.

 

Quizá revivió esos sentimientos del pastor que camina junto a su pueblo, al ver a los trabajadores de la empresa de televisión Sky Italia durante la audiencia de ayer en la Plaza San Pedro, que se encuentran ante un plan de reestructuración que prevé el cierre de la sede de Roma, más de 200 despidos y más de 300 trabajadores trasladados de Roma a Milán y a quienes iban dirigidas sus palabras.

 

"El trabajo nos da dignidad. Los responsables, los dirigentes tienen la obligación de que cada hombre y mujer pueda trabajar, pueda ir con la cabeza alta y pueda mirar a los ojos de los demás con dignidad", sostuvo casi improvisando, pero cuidando al detalle cada una de sus palabras a la vez que señaló quienes son los responsables de defender la dignidad que tiene cada persona y que le es conferida por el derecho a trabajar. En sus propias palabras, “cuando pedimos trabajo para llevar el pan a casa estamos pidiendo dignidad”

 

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