“Dios es padre, no patrón o padrino. Y no olvida a sus hijos”

“Dios es padre, no patrón o padrino. Y no olvida a sus hijos”

El Papa en la audiencia general: la oración transforma la realidad: “O cambia las cosas o nuestro corazón”. Y “el deseo de felicidad” de cada uno “un día se cumplirá”

Cuando rezamos el Padre Nuestro nos podemos concentrar solo sobre “esa palabra: ’padre’. Y escuchar que tenemos un padre, no un patrón ni un padrino, sino un padre”. En la audiencia general el papa Francisco prosigue un ciclo de catequesis dedicado a la oración enseñada por Jesús, y subraya que Dios “no olvida a sus hijos que sufren” y que cuando “muchas de nuestras oraciones parece que no tienen ningún resultado” es necesario insistir en la oración con perseverancia y confianza porque la oración “transforma siempre la realidad, siempre: si no cambian las cosas alrededor de nosotros, al menos cambiamos nosotros, cambia nuestro corazón”.

Jesús, ha dicho Jorge Mario Bergoglio citando el Evangelio de Lucas, reza por nosotros (“Podemos decir: ’Jesús, ¿estás rezando por mí? Continua haciéndolo que lo necesito’, así, valientes”); su oración “parece amortiguar las emociones más violentas, los deseos de venganza, reconcilia el hombre con su enemiga más acérrima: la muerte”; y, al final, como hacían los discípulos con Él, también nosotros “podemos decir al Señor: enséñame a rezar para que también yo pueda hacerlo. De esta solicitud –ha continuado el Papa-- nace una enseñanza a través de la cual, Jesús explica a los suyos con qué palabras y sentimientos se deben dirigir a Dios. La primera parte de esta enseñanza es precisamente el padre nuestro: Padre que estás en los cielos es una palabra tan bella. Podemos estar el tiempo de la oración con solo esa palabra, “padre”, y escuchar que tenemos un padre, no un patrón ni un padrino, sino un padre. El cristiano se dirige a Dios llamándolo sobre todo ’padre’”.

Francisco ha continuado profundizando la enseñanza de Jesús sobre la oración: “Existe la parábola del amigo inoportuno, que va a molestar a una familia entera que duerme porque, de improviso, ha llegado una persona de un viaje y no tiene pan para ofrecerle”, con la cual “quiere enseñarnos a rezar, a insistir en la oración. Y justo después pone el ejemplo de un padre que tiene un hijo hambriento: ’¿Qué padre entre vosotros, si el hijo pide un pescado, le dará una serpiente en vez del pescado?’. Todos los padres y abuelos que estáis aquí cuando el hijo o el nieto pide algo, tiene hambre, y pide y pide, y llora y grita, tiene hambre –ha dicho el Papa dirigiéndose a los presentes en el Aula Paolo VI, le dais de comer lo que pide. Con estas parábolas, Jesús hace entender que Dios siempre responde, que ninguna oración queda sin ser escuchada, que Él es Padre y no se olvida de sus hijos que sufren”.

Y sin embargo, ha dicho el Papa, “muchas veces parece que nuestras oraciones no obtienen ningún resultado. ¿Cuántas veces hemos pedido y no hemos obtenido, llamado y encontrado una puerta cerrada?. Jesús recomienda insistir y no darse por vencidos. La oración transforma siempre la realidad: si no cambia las cosas que nos rodean, al menos nos cambia a nosotros. Jesús prometió el don del Espíritu Santo a cada uno que rece. Podemos estar seguros de que Dios responderá. La única incerteza se debe a los tiempos, pero no tenemos dudas de que Él responderá. Tal vez sea necesario insistir durante toda la vida, pero Él responderá. Nos lo ha prometido. Él no es como un padre que da una serpiente en lugar de un pescado. No hay nada más cierto: el deseo de felicidad que todos llevamos en el corazón un día se cumplirá”. Rezar es por tanto “desde ahora la victoria sobre la soledad y la desesperación. La oración cambia la realidad, o cambia las cosas o cambia nuestro corazón, pero siempre cambia. Es como ver cada fragmento de la creación que pulula en el torpor de una historia de la que a veces no entendemos por qué. Pero se está moviendo, en el camino, y al final de cada camino, ¿qué hay allí? ¿Al final de la oración, al final de un tiempo estamos orando, al final de nuestra vida? Hay un padre esperando todo y todos con los brazos abiertos”.

El próximo domingo, ha dicho el Papa concluyendo la catequesis, “celebraremos la Fiesta del Bautismo del Señor. Esta celebración, que finaliza el tiempo litúrgico de la Navidad, nos invita a descubrir de nuevo la gracia del Sacramento de nuestro bautismo. Es lo que nos ha hecho cristianos, incorporándonos a Cristo y a su Iglesia. Todos nosotros sabemos la fecha de nuestro nacimiento pero no todos saben la fecha del bautismo, que es el nacimiento de nuestra vida en la Iglesia, cuando el Espíritu Santo llega al corazón. Por eso, para prepararse, os pregunto; aquellos que lo recuerdan, aquellos que no lo recuerdan, pregunten a sus padres, abuelos, padrinos, y fijen siempre en el corazón la fecha del bautismo. Es muy importante celebrar la fecha del bautismo”.

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