La difusión de ideologías de odio reclama atención

La difusión de ideologías de odio reclama atención

 Los tiempos democráticos les sientan bien para hacerse oír, beneficiándose con una libertad de expresión que argumentan en su defensa y sería la primera libertad que coartarían de tener una cuota de poder. Memorabilia, publicaciones, dinero son temas distintos que les otorgan espacio que de otra forma no tendrían.

Por Ariel Gelblung

A la todavía sorprendente noticia que un argentino habría comprado una chaqueta que perteneció al mismo Hitler en una subasta en Alemania el año pasado, se suman los sucesivos allanamientos realizados por tres fuerzas de seguridad distintas que encontraron grandes cantidades de objetos relacionados con el régimen nazi.

El mes pasado, el Ministerio de Seguridad halló en Beccar una gran colección de objetos nazis, algunos reales y otros no tanto cuando buscaban elementos pertenecientes a las listas rojas de UNESCO, materiales estos de prohibida comercialización. Luego la aparición de otro lote en San Telmo, con un diario alemán de los años 40 dentro de una gorra hallados por la División Conductas Discriminatorias de la Policía Federal. Recientemente, una banda de narcotraficantes además de contar con armas, completan el cuadro con banderas y parafernalia nazi.

Mientras, la Sala I de la Cámara Contravencional de la Ciudad falla sosteniendo en relación al procedimiento del año pasado en La Rural durante una exposición de coleccionistas que la exhibición y venta de estos productos no constituyen delito. A su vez, se verifica una nueva aparición en puestos de revistas, ejemplares de una edición de Mi Lucha, que en su reverso sostiene en un claro texto que se publica con la intención de propagar ideas de superioridad racial.

Esto provocó denuncias. Los fiscales investigaron sobre la distribución ejemplares que no indican siquiera quien es el editor responsable. La jueza negó la interviniente sosteniendo que el fiscal debía probar que la publicación y venta del libro tiene por fin atraer adeptos a la causa nacionalsocialista.

Además de tratarse de una prueba tan imposible como discutir si los agujeros del queso gruyere tienen sabor, la jueza criticó al fiscal sosteniendo que intentar impedir la distribución y venta de un libro que propone el racismo es actuar como el nacionalsocialismo que se pretende atacar. En otras palabras, acusa al fiscal de ser más nazi que los nazis.

Estamos frente a un estado esquizofrénico. Las fuerzas de seguridad actúan, los fiscales promueven acciones y los jueces sostienen que todo ese trabajo es inútil porque no encuentran el delito. Bailamos sobre la cubierta del Titanic mientras la orquesta toca música de Wagner. Mientras tanto, los legisladores están trabajando con un nuevo proyecto de ley sobre discriminación, entendiendo que la 23.592 debe ser reformada.

Leemos el proyecto, buscamos qué dice sobre publicaciones, objetos nazis y todo lo que estamos discutiendo y …. nada. Sería una buena ocasión para los legisladores trabajar literalmente en el dique de contención y llenar de agua la laguna jurídica.

Como sosteníamos, los aborrecedores del sistema democrático ven los intersticios para aprovecharse del mismo. De igual manera que hizo que dos de sus seguidores se introduzcan sin invitación en una reunión para juventudes políticas en una reunión en Casa Rosada o se hagan pasar por grupos anticomunistas democráticos para fotografiarse con un embajador de Polonia recién arribado, nos sorprenden con una maniobra para intentar encontrar la forma de beneficiarse de un sistema electoral que le es esquivo.

Se mudaron a Provincia e intentaron inscribir seis listas distintas que competirían en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, o PASO, como las conocemos todos. La realidad es que no existen tantas líneas internas en su partido. La inscripción de esta cantidad de listas implica por parte del Estado Nacional el pago del dinero necesario para la impresión de la cantidad de boletas suficientes. Es decir, caja.

En definitiva, el rechazo a su pedido por desnaturalizar el instituto del financiamiento fue correcto, pero nos lleva a siempre mantener el alerta democrático para defender el sistema de los que quieren usarlo para luego desecharlo.

Ariel Gelblung es director del Centro Simon Wiesenthal Latinoamérica.

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