El desempate: CFK sale a buscar electores de a uno en el pajar del voto nuevo

El desempate: CFK sale a buscar electores de a uno en el pajar del voto nuevo

La campaña para octubre será de probeta: la caza será con microscopio en cotos definidos en una computadora. Por qué los dos contendientes del ballotage bonaerense apuestan a más participación. 

Siguiendo la línea metafórica que utilizan algunos asesores de la campaña de Unidad Ciudadana, el cuchillo serviría para el análisis de las ocho secciones electorales bonaerenses; la tijera, para interpretar los resultados en los municipios; y la etapa que se viene ahora, la “quirúrgica”, es con un bisturí. Se trata de desmenuzar aún más los números que dejaron las PASO, metiéndose de lleno en los distritos. Barrio por barrio. De ser necesario, escuela por escuela. Y, con esos datos, decidir dónde concentrar los recursos para sumar votos de aquí a octubre.

En esa tarea se encuentran ahora algunos de los que componen el comando de campaña de Cristina Fernández de Kirchner. El trabajo consiste en dividir la provincia más allá de los 135 municipios y revisar los resultados del 13 de agosto a partir de los 1.089 circuitos electorales en que está particionado el padrón bonaerense. El foco, al menos inicialmente, lo pusieron en 60 de esos circuitos, distribuidos entre el conurbano y algunos grandes centros urbanos de la provincia: los 30 en los que la ex presidenta le sacó mayor diferencia a Esteban Bullrich y los 30 en los que Cambiemos obtuvo la brecha más amplia sobre la boleta de Unidad Ciudadana.

En las dos fuerzas que polarizaron la elección bonaerense coinciden en que sus chances para octubre mejoran si aumenta el nivel de participación. Es decir: tanto en el kirchnerismo como en el macrismo sostienen que sus posibilidades de ganar en octubre crecen si el domingo 22 va a votar más gente que la que lo hizo el 13 de agosto. La clave será, entonces, los vecinos de qué zonas y de qué municipios son los deciden, ahora sí, ir a sufragar.

Una primera lectura de esos 60 circuitos en estudio permite visibilizar que mientras Bullrich sacó sus mejores números en las zonas céntricas de algunos municipios y ciudades –donde se ubica la franja de habitantes más ligada a los sectores medios-, Cristina consiguió mayor respaldo en las barriadas y en las zonas periféricas.

A VOTAR. Para entusiasmarse con la chance de incrementar el caudal de asistencia a las escuelas el 22 de octubre, los comandos de campaña se basan en las últimas elecciones. En 2011, debut de las PASO, la participación subió entre agosto y octubre del 81,3% al 82,6%; en 2013, del 79,5% al 81,5% y en 2015, del 77% al 82,8%. En las primarias del mes pasado fue a votar el 77% de los habilitados para hacerlo.

De la treintena de circuitos en que la ex presidenta obtuvo mayor rango de diferencia sobre la boleta que encabezaba Bullrich, en 19 se registró un nivel de participación por debajo del promedio provincial. Algunos, con diferencias notables. En el circuito 583 de Lomas de Zamora, que agrupa los barrios de Villa Fiorito, Budge y Centenario, la relación de votos entre Cristina y el candidato de Casa Rosada fue de 3 a 1 en favor de la ex mandataria, pero sólo el 70% de los empadronados allí votó el mes pasado.

El escenario se repite en otros circuitos, todos bajo una constante: bajo nivel de participación en barriadas populares, como San Francisco Solano (Quilmes), la periferia de Moreno, Lanús Este, Barrio Trujui (Moreno) o Bosques (Florencio Varela), por citar sólo algunos de las zonas estudiadas, repiten en Unidad Ciudadana, “quirúrgicamente”.

Sólo en esos 30 circuitos –suman 1.850.810 electores- hay más de 450 mil personas habilitadas para votar en octubre que no lo hicieron en agosto. En el kirchnerismo saben que llevar la participación al 100% no es utópico, sino imposible. Pero sí se esperanzan con que un tercio de los que no votaron en las PASO vayan a las urnas el mes próximo. “Cinco mil más por circuito”, promedian. Creen que es factible. También ven factible que la relación de votos entre Unidad y Ciudadana y Cambiemos se mantenga en ese universo nuevo de votantes.

Cuando la lupa se pone sobre los 30 mejores circuitos de Cambiemos, lo que se detecta es un escenario similar desde la participación: 21 de todos ellos no alcanzaron el promedio provincial de asistencia a las urnas. Esta selección revela también el sector del electorado que mayor favoritismo mostró por la escudería macrista. Son circuitos de Martínez (San Isidro), La Plata (Centro), Mar del Plata (Centro), Olivos, Florida y La Lucila (Vicente López), Bella Vista (San Miguel) o Tandil (Centro), donde Bullrich le sacó mayor diferencia a Cristina.

El promedio de participación en los 30 mejores circuitos populosos de Cambiemos es del 75%. Ese promedio se desploma, por ejemplo, en las zonas de Mar del Plata donde mejor le fue al oficialismo. En el centro de la ciudad costera fue a votar apenas el 68% de los empadronados. En Beccar (San Isidro), Florida o La Lucila (Vicente López), poco más del 73%.

“Quien trabaje mejor estos circuitos –dicen en el kirchnerismo- mejor performance va a tener en octubre”. Por algo la directiva que bajaron tanto desde Casa Rosada como de la Gobernación bonaerense a los candidatos y operadores políticos de Cambiemos es no sólo reforzar las zonas donde les fue bien, sino desembarcar fuerte en los barrios donde no les fue tan bien. Tienen dibujado, en los resultados de las PASO, un mapa perfecto para diagramar su estrategia de captación de nuevos votos. Ya no se trata de encuestas, sino de datos duros y comprobados.

EL OBJETIVO. 400 mil votos. Ese es lo que creen en Unidad Ciudadana que necesita aumentar Cristina para llegar “competitiva” a octubre. Saben que Bullrich va a crecer, atado a dos factores principales: el efecto “triunfo” que hoy envuelve a la maquinaria Cambiemos –en una apuesta discursiva forzando una sumatoria a nivel nacional- y la pérdida de votos que sufriría Sergio Massa. En una encuestadora que trabaja para el kirchnerismo afirman que el líder del Frente Renovador podría enfrentar una caída brusca en octubre –su fórmula con Margarita Stolbizer sacó el 15,2% en las PASO- y que hoy podría retener, con suerte, entre el 65% y 70% de esos votos.

El objetivo es trepar de los 3.229.194 que consiguió Cristina en las primarias a unos 3,6 millones de votos. Con ese caudal estiman que igualmente no le ganarían al oficialismo, pero sí evitarían una derrota contundente. En otros términos: no habría nada para festejar, pero tampoco habría razones para firmar un certificado de defunción política de Cristina. Más aún: la ex mandataria saldría de las legislativas con un voto consolidado cercano al 12% del total del padrón nacional, reunidos todos en un solo distrito, la provincia de Buenos Aires.

Para crecer, buscan otros caminos además de aumentar la participación electoral en las zonas donde más apoyo consigue Cristina. Estiman que hay unos 300 mil votos que quedarán sin dueño, por las listas que no lograron superar el piso de las primarias. Entre ellos, unos 200 mil los reunían los candidatos Manuela CastiñeirasFernando “Pino” Solanas y Víctor De Gennaro. Tres candidatos abiertamente opositores a la gestión macrista. Aunque, también, de fuerte corte anti K. En la fantasía kirchnerista, de 50 a 70 mil votos podrían pescar en esa pecera.

A estas dos aristas, la captación de nuevos votos por aumento de participación y por atracción de votante de centro izquierda e izquierda se suma una tercera fuente, siempre según la evaluación del comando de Unidad Ciudadana: el derrumbe del candidato de Cumplir, Florencio Randazzo.

La misma medición que le asigna a Massa un poder de retención de votos inferior al 70% prevé un escenario aún peor para el ex ministro de Interior y Transporte. La huida en serie de intendentes, candidatos y dirigentes que apoyaron a Randazzo en agosto podría exponerlo a un resultado muy malo en octubre. “Va a quedar quinto”, especulan en oficinas K. Y sueñan con dos cortes de boleta que los favorezca: Cristina-Nicolás del Caño y Cristina-Eduardo “Bali” Bucca.

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