Debemos reconciliarnos, pero sin echar las culpas a los demás

Debemos reconciliarnos, pero sin echar las culpas a los demás

 El viernes 24 de marzo, Día de la Memoria, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, celebró una misa ¨por la reconciliación y la unidad del pueblo argentino¨, en la que insistió, una y otra vez, en la necesidad de la reconciliación y el perdón.

El viernes 24 de marzo, Día de la Memoria, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, celebró una misa "por la reconciliación y la unidad del pueblo argentino", en la que insistió, una y otra vez, en la necesidad de la reconciliación y el perdón. 

"No se nos ocultan las situaciones difíciles que nuestra patria ha vivido y está viviendo actualmente -dijo el prelado-, pero es el momento de reconocer nuestra impotencia, nuestra debilidad, para que Dios venga en nuestro auxilio y pueda rehacer lo que nosotros no supimos hacer. Que Dios venga a sanar lo que nosotros hemos roto. Que Dios venga a curar aquellas cosas en las que nos hemos quedado como enfermos. Nuestra sociedad está dividida, hay mucho dolor en nuestra historia". 

"Es importante -agregó- reconocer que todos tenemos dolores. Dolores legítimos y respetados por unos y por otros. Por eso hoy especialmente rezamos por los difuntos de esa época. Por todos. No voy a analizar aquí todas las cuestiones, pero sí tenemos que reconocer que hay una fractura muy profunda, pero no nos podemos quedar en ella”. 

"Lo más importante de todo esto -expresó- es no echarle la culpa a los demás. Hay que tener la capacidad de hacer un examen de conciencia; un cierto acto crítico, personal, cultural, social, institucional, para asumir las cosas y presentarlas con capacidad de diálogo, de respeto, ¡pero no echar culpas a otro! Porque echar culpas a otro seguirá siendo una actitud de adolescentes que no se hacen cargo de las cosas, que se victimizan o victimizan a los demás. Y de ninguna manera podemos salir de esto si tenemos estas dos posturas y sobre todo enfrentadas. Hay que hacerse cargo. Hay que reconocer. Y reconociendo y asumiendo Dios nos puede dar el perdón y nos perdona; también nos posibilita que perdonemos a los demás". 

El obispo de Avellaneda prosiguió diciendo que "el perdón que tenemos que pedir para nosotros y el perdón que tenemos que dar a los demás, no es mera cosa espiritual. ¡Hay que hacerlo carne, hay que internalizarlo, hay que incorporarlo a nuestra vida, a nuestra existencia, a nuestras actitudes! 

"No soy ingenuo, ustedes tampoco -dijo monseñor Frassia-. Hay actores principales que tienen más responsabilidad, más unos que otros; no tenemos la misma responsabilidad pero no nos podemos desentender. ¡Tenemos que pedir a los que conducen la sociedad y el destino de nuestro pueblo que por favor tengan la magnanimidad, la grandeza, la valentía y el coraje de buscar el bien común! Porque es el bien común que incide en el bien personal de todos, y jamás el bien común se puede sectorizar, parcializar o ideologizar. 

"Es importante pedir a Dios que nos dé fuerza porque la patria lo necesita. Necesitamos vivir en paz. Necesitamos vivir reconciliados. Necesitamos tratar de buscar siempre la unidad de todos los argentinos, aunque pensemos distinto, aunque tengamos una mirada diferente. Pero siempre en el diálogo, en el respeto, en la verdad, en la justicia. Hay que tener coraje, ser magnánimo y tener un alma grande. 

"Nuestra sociedad, nuestras familias, nuestra Iglesia necesitan de este acto -si me permiten- refundacional. Volver a pedirle a Dios que nos bendiga como Nación; que nos bendiga como Pueblo suyo; que siempre estemos interesados en el bien común; que pongamos el empeño en deponer las diferencias, pero con respeto y con verdad; que busquemos las cosas que nos puedan enriquecer y no embarrar más la cancha. 

Monseñor Frassia concluyó su homilía pidiendo a Dios que libre al país de la corrupción, la mentira, las injusticias, cosas que van minando nuestro presente y el futuro de nuestros jóvenes y niños, y que nos conceda la reconciliación en la mente, en el corazón y en nuestra vida, para todos nosotros.

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