En la Cuna del Girasol Argentino, trabajan para fomentar el turismo judío

En el marco del centenario de la escuela del Paraje Algarrobos, donde se educaron los primeros colonos judíos que llegaron al país a finales del Siglo XlX, funcionarios locales y provinciales analizan declarar de Interés Histórico provincial a un circuito formado por las casas de los pioneros  y el cementerio israelita del paraje, el más antiguo de la Provincia. 

Por JUAN JOSE PFEIFAUF

 “Vamos a trabajar la tierra, a volvernos colonos; ser judíos libres. ¡Se terminaron los pogroms!”, proferían desde el barco los primeros judíos que llegaron a Buenos Aires en agosto de 1891, a bordo del Tioko. Las citas no son exclamaciones aspavientas sino crudos relatos rescatados por Marcos Alpersohn en su libro Colonia Mauricio, el cual compendia las vivencias de los pioneros que llegaron al país a finales del Siglo XlX, escapando del hambre, los conflictos y las atrocidades del Régimen Zarista.

Un siglo después,  el intendente Walter Torchio, junto a autoridades provinciales, trabaja para jalonar un marco legal que permita la protección y puesta en valor de los edificios que otrora formaron parte de la Colonia Mauricio, el primer asentamiento judío en el país organizado y patrocinado por el Baròn Mauricio Hirsh y su empresa colonizadora: la Jewish Colonization Association (JCA).

 “Todo lo que tiene que ver con la comunidad judía  es importante para nosotros porque forma parte de las raíces de Carlos Casares. Siempre estamos pensando en el paseo turístico y tratamos de poner en valor las sinagogas y los cementerios”, explica Torchio, quien forma parte de la colectividad, dado que está casado con la empresaria Andrea Grobocopatel, descendiente de una de las familias rusas judías más tradicionales de la zona.

La comitiva de funcionarios provinciales, que recorrió hace pocas días el Paraje Algarrobos, ubicado a unos 15 kilómetros de Carlos Casares, estuvo compuesta por el director provincial de Museos y Preservación Patrimonial, Ricardo López Gottig; Claudio Catera, secretario del Consejo Internacional de Museos y Sitios (ICOMOS); y el escritor, periodista e investigador Silvio Huberman.

 “El director provincial de Museos y Preservación Patrimonial estará encargado de realizar la evaluación de declaración de interés histórico del cementerio israelita, la casa de los colonos y el paraje Algarrobos, como un conjunto patrimonial y paisajístico”, explicó Teresa Acedo, directora de Patrimonio local.

El cementerio israelita del Paraje, el cual sufrió numerosas profanaciones en los últimos años, es el más antiguo de la Provincia y el segundo más vetusto del país, ya que data desde 1891.

Hace pocos meses,  el prestigioso músico Daniel Barenboim visitó Carlos Casares para conocer el lugar donde nació su madre judía.  Desde Colonia Mauricio, también emergieron otros apellidos conocidos como Garfunkel, Rabinovich, Mactas, Grobocopatel, Tavosnanska (familiar del periodista Daniel Tognetti)”, aclaran desde el municipio al resaltar la raigambre judía en los cimientos de la sociedad del noroeste bonaerense.

Silvio Huberman, autor del libro “Los pasajeros del Weser” y descendiente de los primeros judíos que llegaron a la Argentina en 1889 en el vapor homónimo, fue otro de los integrantes de la comitiva oficial que relevó el Paraje Algarrobos.

El cultivo de girasol, cuyas semillas trajeron los inmigrantes en los bolsillos de sus sacos, dado la belleza de la flor y para no echar tanto de menos el terruño que dejaban, se extendió por todo el país. Asimismo, sus Campos Santos, Sinagogas y primeros ranchos de adobe son la huella indeleble de aquel asentamiento organizado por la JCA. En ese marco, los funcionarios locales buscan poner en valor esos edificios para incrementar el turismo israelita en la zona. Colonia Mauricio, que llegó a cobijar a más de 300 familias distribuidas en 43 mil hectáreas y fue la “Tierra Prometida” para muchos judíos, hoy es apenas un Paraje de pocas casas con reminiscencia del siglo pasado.

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