¿Críticas al Papa? “El demonio busca dividir”

¿Críticas al Papa? “El demonio busca dividir”

Conversación con el cardenal arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani Thorne, sobre el próximo viaje apostólico de Francisco a Perú, las críticas al pontificado y los debates en torno a la exhortación apostólica “Amoris Laetitia”

Por ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ

 

El Papa “no quiere cambiar la disciplina de los sacramentos”. Quien piense eso, “va buscando pleitos”. ¿Las “dubbia” de los cuatro cardenales? “Una equivocación publicarlas”. El viaje apostólico a Perú “marcará un antes y un después”. Frases esparcidas del cardenal Juan Luis Cipriani Thorne. Fiel a su estilo incisivo, el arzobispo de Lima reflexionó –en entrevista con el Vatican Insider- sobre la actualidad de la Iglesia, sobre el próximo viaje apostólico de Francisco a su país y sobre las críticas al pontífice.  

 

¿Cómo se preparan para el viaje del Papa?  

 

Hay una alegría muy grande en la gente. El pueblo peruano es muy cercano al Papa, así siempre ha sido. Ya estuvieron en Lima una comitiva de la oficina de organización de los viajes papales y los responsables de la seguridad vaticana. En este momento existe un marco de los lugares posibles para los encuentros y estamos en condiciones de establecer un plan de trabajo. El viaje incluye Puerto Maldonado, Trujillo y Lima. El Papa lo primero que pidió, expresamente, fue que ya lo acompañemos con la oración, por eso vamos a establecer un plan espiritual con acciones semana a semana. Nos hemos propuesto juntar un equipo de voluntarios de 20 mil jóvenes, la juventud será el alma de esta visita.  

 

Aunque todavía no existe una agenda papal, ¿qué actos se están pensando, al menos en Lima?  

 

Nos han acotado un poco el trabajo, existe un plan muy medido para la capital. Pero estoy seguro que el Papa podrá saludar ancianos, enfermos. Haré lo imposible porque recorra un pueblo joven, aunque seguramente dirán que no. No porque no quiera, debemos ser respetuosos, el Papa tiene una edad y hará un calor infernal en esa época. De todas maneras, se piensa en un acto con monjas de clausura, una reunión con los obispos y un paso por la catedral donde están las reliquias de los santos peruanos. Se asomará a saludar a la juventud en la Plaza de Armas y habrá una misa multitudinaria de fin de visita, que seguramente convocará a más de dos millones de personas.  

 

¿Cuál es la expectativa popular?  

 

La gente quiere estar con el Papa, él ha calado mucho en las personas sencillas. Es alguien que se preocupa por los más débiles: enfermos, presos, niños, ancianos. Es un comunicador extraordinario y sus gestos son tan auténticos que basta una foto. La expectativa es grande, hay que medirla porque aún faltan seis meses, pero creo que la visita marcará un antes y un después. 

 

Todas las visitas papales tienen un hilo conductor, ¿ya se sabe cuál será en Perú? 

Puedo hablar de mi idea, me gustaría mucho que fuese la general: Unidos por la esperanza. Unidos porque afrontamos un momento, a todos los niveles, de crispación permanente. Por la esperanza, esa de la cual habla muy seguido el Papa. Así podremos promover la unidad en la casa, en la familia, en el trabajo, en el gobierno, entre las sociedades y entre los pueblos, en la misma Iglesia. 

 

En México, el discurso del Papa Francisco a los obispos caló muy hondo. ¿Podría ocurrir algo parecido en Perú? En los últimos años, la Iglesia peruana (y sobre todo los obispos) tuvieron momentos de gran crispación.  

 

Acabamos de tener la visita “ad límina” (quinquenal al Vaticano) y el Papa estuvo unas cinco horas con todos los obispos. Fue una exposición de cariño, de ternura, de paciencia. También ha provocado, en muchos de nosotros y en mí, la voluntad de responder “amor con amor se paga”. Reconocemos que, si hemos estado tensos, discutiendo cosas tontas –francamente- ya es hora de actuar de otro modo porque la demanda de la gente por Dios es espectacular. Después de todo ese tiempo con nosotros, quizás no necesite insistir, pero si lo hace bienvenido sea, estamos para escucharle. 

 

¿No tiene críticos el Papa en Perú?  

 

Él está llegando a la gente: su compasión inmensa con quien cayó en pecado, con quien pasó un mal momento en su matrimonio, esa actitud es un campanazo muy fuerte. Lo que ahora nos toca a todos es estar cerca de Dios, cerca del Papa y no andar buscándole tres pies al gato. A veces creo que queremos buscar las aristas cuando lo que existe, de parte de Francisco, es una enorme emoción por convertir hasta la última persona. Lo veo muy apostólico, tiene un modo personal, pero es muy rescatable su convocatoria a todos y su entrega absoluta, no obstante la edad. Esto quita la comodidad o la tibieza que podría existir en muchos laicos, sacerdotes, obispos, religiosas, cardenales. Él nos dice claramente: “son tiempos de batalla, no tiempos para tomar un café”. ¿Qué batalla? Ir a recoger esa juventud que vive sin certezas, con dudas. Vayamos a apoyarlos, estemos con ellos. Por eso tiene tanta acogida, aunque podrá haber algunos críticos. Pero nunca nos hemos dedicado a andar analizando al Papa. 

 

¿Por qué cree que algunos lo analizan y hasta lo quieren contraponer a Benedicto XVI, intentando crear “grietas pontificias”?  

 

Esto lo digo con mucha claridad: el demonio tiene objetivos, busca dividir. Son excusas, pero el demonio disfrazado de mil teorías está quitando la paz y la serenidad en el espíritu. Hay que estar atentos, no seamos tontos, pero las cosas no se deben ventilar en los medios de comunicación.  

 

Uno de los motivos de debate es la exhortación apostólica “Amoris Laetitia” sobre la familia que se refiere, entre otras cosas, a los divorciados vueltos a casa. ¿Qué opinión tiene al respecto?  

 

“Amoris laetitia” es una espiritualidad extraordinaria para la familia, pero todo el mundo se ha concentrado en querer ver: “aquí el Papa está en contra de los sacramentos”. No es así. En mi arquidiócesis no existe ningún problema. Lo que sí está haciendo el Papa es ponernos responsabilidades a los obispos para que dejemos de ser burócratas y a los sacerdotes, para que dejemos de ser confesores inútiles. Entonces nos dice: “señor, el discernimiento de algunas situaciones no está en manos de estructuras, está en manos de usted, sacerdote u obispo”. Claro, no parece lógico que un sacerdote vaya a cambiar los sacramentos del matrimonio y la eucaristía. Nos está poniendo una responsabilidad personal de la que daremos cuentas a Dios. Dicho esto, el Catecismo está donde está, la “Familiaris Consortio” y la “Amoris Laetitia” también. ¡Qué ganas de generar problemas! Con todo respeto a la teología, es clara la intención del Papa de acercarse mucho más al pecador, pero también es clara su voluntad de no modificar –para nada- la disciplina de los sacramentos. Quien va por ahí, va buscando pleitos. 

 

Y las “dubbia”, las dudas sobre “Amoris Laetitia” presentadas por cuatro cardenales al Papa y después publicadas en la prensa, ¿qué le parecen?  

 

Haberlas publicado no me parece correcto, realmente no. Creo que cualquiera puede manifestar con gran franqueza lo que quiera, pero saltar a la prensa ya es otra cosa. Me parece que se equivocaron, aunque se trata de gente buena. 

 

El Papa está generando una gran sacudida en la Iglesia, ¿qué aspectos de su pontificado cree que tendrán más impacto en el tiempo?  

 

El Papa entiende que hoy existe una revolución comunicativa. Ahora la gente se comunica por las redes sociales y lo que dura más de dos minutos resulta aburrido. Él no tiene miedo y ha entrado en esa dinámica. Esta velocidad exige una interioridad espiritual intensa, sino te lleva el Twitter. Él está manifestando casi una mística en su pontificado, con su prédica está volviendo a poner a la persona centrada en Cristo, más en primer lugar. Su mensaje misionero nos lleva a dejar nuestras comodidades y a salir al encuentro de quienes lo están pasando más mal. No como ideología, sino para tomarse en serio, darse del todo. El sacerdote que no está enamorado de su ministerio, va camino a traicionar. Este enamoramiento rompe con un mundo zambullido en los placeres y el secularismo, pero hay que atreverse y no tener miedo. Ese mensaje del Papa perdurará.  

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