Convocados a recrear una cultura del trabajo

Con motivo del Día del Trabajo, queremos celebrarlo junto con todos nuestros hermanos, agradeciendo por tantos ejemplos que conocemos de quienes trabajan para sostener y contribuir al desarrollo de sus familias y de nuestra Patria, pidiendo al Señor una bendición especial para todos los trabajadores y sus familias.

Queremos también hacernos eco de la voz de quienes son explotados en trabajos indignos y mal remunerados, trabajan “en negro”, carentes de los derechos que la ley les otorga, y de quienes no tienen trabajo, en particular de los muchísimos jóvenes a los que estamos marginando porque, por diversas razones, nuestra sociedad los hace competir muy desventajosamente para acceder al mercado laboral, con un saldo de desempleados que triplica las cifras del también lamentable desempleo y subempleo adulto.

El trabajo decente es fundamental para la dignidad y desarrollo integral de las personas. Por eso, destacamos, junto a nuestros obispos, que la generación de fuentes de trabajo debe ser uno de los objetivos compartidos por todas las fuerzas políticas en el actual debate electoral, y alentamos a que se constituya como una de las anheladas políticas de Estado.

En esta línea, con humildad pero con el convencimiento de la importancia que tiene el trabajo para nuestra sociedad, proponemos:

A los trabajadores, cualquiera sea su rol y jerarquía: honremos la tarea que nos ha sido encomendada aportando nuestros dones para hacer “las cosas bien”, obrando con fidelidad y responsabilidad, respetando a subalternos, compañeros y jefes, promoviendo el diálogo, la armonía y la solidaridad en el ambiente de trabajo, respetando y haciendo respetar nuestros derechos y los ajenos, conscientes de que el bien común se construye también desde cada uno y cada día;

A los dirigentes sindicales: representar fielmente los genuinos intereses de los trabajadores, deponiendo intereses y cuestiones personales en pos del bien común del movimiento obrero, utilizando el poder que otorga la negociación colectiva para la defensa de la remuneración justa y condiciones y seguridad laborales, contribuyendo a cuidar las fuentes de trabajo con visión de largo plazo y desarrollando demandas y negociaciones honestas y siempre en el marco de la ley;

A los empresarios: desarrollar con energía y creatividad su vocación emprendedora, generando puestos de trabajo con salarios justos y plena vigencia de las leyes laborales, anteponiendo el bien de las personas al lucro y comprendiendo el sentido solidario de su actividad,como una misión de ofrecer los dones recibidos para bien de los demás;

A los gobernantes, legisladores y líderes políticos: priorizar las acciones tendientes a generar empleo genuino, productivo y de calidad, incentivando a los emprendedores a crear, invertir y tomar riesgos, promoviendo la competitividad de las empresas, facilitando su crecimiento y desarrollo, y velando por la abolición del trabajo esclavo y “en negro”.  En particular, otorgar prioridad al empleo de los jóvenes y crear las condiciones para superar la prolongada etapa de los subsidios paliativos del desempleo, y posibilitar el acceso a fuentes de trabajo auténticas que dignifiquen plenamente a las personas.

A los jóvenes: capacitarse y prepararse para asumir una tarea creativa y valiosa para la comunidad, asumiendo el trabajo como verdadera vocación, evitando la tentación de esperar que todo les sea dado; y

A los educadores: que con su palabra y testimonio contribuyan a recrear la cultura del trabajo, preparando a niños y jóvenes para asumir responsabilidades y aportar sus dones a las comunidades a las que pertenecen.

Que esta nueva conmemoración del Día del Trabajo nos aliente a responder a la tarea que nos compete para poder celebrar el próximo aniversario con más trabajo de calidad, con menos desempleo y trabajo “en negro”, con mejores salarios y condiciones de trabajo más adecuadas, sin trabajo esclavo, con más oportunidades para los jóvenes y, en consecuencia, con una sociedad más justa.

Ponemos estas intenciones a los pies de San Cayetano, permanente depositario de la fe de nuestro pueblo trabajador, y de San José Obrero en su fiesta.

Comisión Nacional de Justicia y Paz

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