Tiene que marcarse que luego de mucho tiempo de investigación y controles se descubre que quién había obrado para salvarle la vida a Camila Brusotti, fue el Padre José María Brochero. Esto fue el desencadenante para que desde el Vaticano, se anuncie a principio de año que el gaucho y sacerdote José María Brochero sería canonizado en el mes de octubre por el Papa Francisco.

A los efectos de saber más sobre este personaje que peregrinó tras las sierras cordobesas por largas extensiones en su mula, Diario El Zonda dialogó con el Padre Andrés Riveros, quien afirmó que “cuando Brochero va a ingresar al seminario, su madre le dice Dios y la Patria te necesitan, no los defraudes. Me parece que esas palabras de la madre marcan la vida de Brochero. Como cristiano un santo como argentino un prócer. Brochero en este año del bicentenario, representa un constructor de la Patria”.

Al profundizar sobre sus conceptos el padre Rivero explica que “el Brochero hombre, es como dijo el Papa Francisco, se pudo la Patria al hombro”. Sin dudas esto se vio reflejado en su obra evangelizadora con cientos de caminos recorridos, acueductos para llevar agua a los campos, el telégrafo, el correo, en su pueblo tras las sierras, escuelas- especialmente el colegio para niñas, que en ese tiempo las niñas no tenían posibilidad de estudiar-, levantar capillas, enseñar a criar animales y cultivar la tierra, la casa de ejercicios espirituales.

El padre Rivero explica que como cristiano “el padre Brochero decía que hay que ser como el Cristo que se humana ante a la gente y si hay algo que lo hace un santo distinto a Brochero es la capacidad de ponerse en los zapatos del otro”.

Esto llevaba a que el sacerdote hablara como la gente de su pueblo, razón por la cual hubo quienes lo criticaron por su lenguaje “que no eran más que los modismos de ese momento, hablaba como su gente, tomaba mate como su gente, cabalgaba como su gente, cabalgaba como su gente”.

En ese sentido profundiza sus conceptos diciendo que el cura Brochero tuvo una gran cercanía con su gente. Es por esto que se lo podía ver en su vida en las buenas y las malas, con cansancio y esfuerzo. “La gente encontraba en el cura Brochero un amigo y un padre. Era alguien en quien se podía confiar y prestar oreja”, detalla el padre Rivero.

Otro de los detalles que se pueden ver en la vida del santo argentino es que “tenía un liderazgo natural, era un hombre bien despierto que sabía hacer uso de sus relaciones. Entre eso se relaciona con bandoleros de su época y los hace volver al camino de Cristo. Se relaciona muy bien con los políticos de su época y consigue muchas cosas para su pueblo. Es un hombre que se sabía sentar en la mesa de los ricos como Juarez Celman, presidente de la Nación y se sentaba en el piso con Santos Guayama o el Gaucho Seco y también lo hacía muy bien.”

Acerca de la canonización de Brochero afirma que “es un orgullo y un compromiso porque quiero despertar como sacerdote ese sentimiento en los demás. Este es un santo que nos vuelve a marcar el camino de Jesús y que nos diga por donde tenemos que ir. Es por ello que un devoto de Brochero tiene que ser un hombre de la comunión, comprometido con los pobres, que entiende de sacrificios, que abraza la cruz- como él supo abrazar tantas cruces en su vida-, un orgullo y un compromiso”.

Agrega que “con Brochero el gauchaje se identifica porque sabía errar, montar, manejaba el arte del caballo de una forma maravillosa. Hay que saber montar tras las sierras. Es por ello que hay una orgullosa identidad de todos los que nos gustan las cosas nuestras”.

A esto se le tiene que sumar, que cuando se lo canonice en el Vaticano, se bajará un lienzo del cura en su mula mala cara. “El mundo lo va a reconocer como argentino y gaucho. Es raro ver a un santo de esa manera, estamos acostumbrados a verlos en poses mas solemnes”.

Brochero y los medios de comunicación

El padre Rivero explica que “José María Brochero era un amante de los medios de comunicación y gran parte de lo que conocemos de él es a través de ellos, en pequeñas columnas en los diarios, el va dejando un montón de escritos y también hay cosas que se escribieron sobre él. Era un hombre de la comunión, sabía entrar en comunión con el periodista, el político, el fotógrafo, la viejita, con quien quiera.”

Brochero y el encuentro con Guayama

Lo cierto es que en sus incursiones por distintos puntos de la Argentina, el cura Brochero tuvo un encuentro con Santos Guayama, considerado por el movimiento gaucho como uno de los grandes, pero a su vez constituía uno de los tantos bandidos rurales de la zona, que luchaban contra el poder de turno. Según se apunta en los libros de historia el encuentro entre Brochero y Guayama se produjo en un rancho cercano a la localidad de Mascasin en La Rioja. Otros aseguran que se dio en el límite entre San Juan y La Rioja. Cuando el padre Rivero cuenta este encuentro explica que “Brochero va al encuentro de Guayama a proponerle un cambio de vida. Tienen un diálogo donde Brochero lo invita a hacer los ejercicios espirituales, a él y sus gauchos.

En ese encuentro Guayama le pide tres cosas: que le pague algunas deudas, que le consiga el indulto y tercero que le consiga un trabajo. Pagó las deudas, le consigue un trabajo pero le habían trabado la posibilidad de un indulto, a tal punto que cuando va a Buenos Aires a buscar el indulto de este hombre, llega a él que en San Juan, lo habían atrapado en una redada que le habían hecho y lo habían matado a Guayama”. Agrega que “cuando Brochero se refiere a este personaje de la historia dice “era un buen amigo y un manso cordero”. De hecho la historia testifica que luego de la muerte del bandolero, muchos de sus gauchos terminaron en la casa de ejercicios espirituales de Bochero.