“La colonización cultural que hace iguales mata la humanidad”

“La colonización cultural que hace iguales mata la humanidad”

Antes de partir hacia la capital, en donde se reunirá con las autoridades políticas del país, Francisco saludó a los líderes religiosos

Si discutimos, discutamos como hermanos. Es lo que dijo Francisco durante el encuentro informal que se llevó a cabo a las 10 de la mañana (hora local) en el refertorio de la residencia arzobispal de Rangún. El encuentro duró 40 minutos. 

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Después de una breve introducción del obispo católico Hohn Hsane Hgyi, tomaron la palabra los representantes budista, musulmán, hinduista, hebreo y los dos cristianos, anglicano y católico. 

  

El Papa, hablando sin un discurso escrito, dijo que mientras escuchaba sus discursos se acordó de «una oración. Una oración que rezamos a menudo, tomada del Libro de los Salmos: “Qué hermoso es ver a los hermanos unidos". Unidos no quiere decir iguales. La unidad no es uniformidad, aun dentro de la misma confesión. Cada uno tiene sus valores, sus riquezas, y también sus deficiencias». 

  

El Papa Francisco habló en español, con una traducción consecutiva en inglés. Dijo: «Por tres veces uno de ustedes usó la palabra armonía. Esa es la paz: la armonía, la armonía. Nosotros, en este tiempo que nos toca vivir, experimentamos una tendencia mundial hacia la uniformidad, a hacer todo igual. Eso es matar la humanidad». Eso, afirmó, «es una colonización cultural. Y nosotros debemos entender la riqueza de nuestras diferencias (étnicas, religiosas, populares), y desde esas diferencias se da el diálogo. Y desde esas diferencias uno aprende del otro, como hermanos… que, como hermanos, se van ayudando a construir este país, que incluso geográficamente tiene tantas riquezas y diferencias. La naturaleza en Myanmar ha sido muy rica en las diferencias. No tengamos miedo a las diferencias. Uno es nuestro padre. Nosotros somos hermanos. Querámonos como hermanos. Y si discutimos entre nosotros, que sea como hermanos. Que enseguida se reconcilian. Siempre vuelven a ser hermanos. Yo pienso que solo así se construye la paz». 

  

Al final de su breve discurso, el Papa agradeció «que ustedes hayan venido a visitarme. Soy yo que estoy visitando a ustedes. Y quisiera al menos que espiritualmente tuvieran esa [visita]: la de un hermano más.  

Gracias. Construyan la paz. No se dejen igualar por la colonización de culturas. La verdadera armonía divina se hace a través de las diferencias. Las diferencias son una riqueza para la Paz». 

  

Y después rezó: «de hermano a hermanos. Una antigua bendición que nos incluye a todos: “El Señor los bendiga y los proteja, haga brillar su rostro sobre ustedes y les muestre su gracia. Les descubra su rostro y les conceda la paz». 

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