Centenario del Camarín de la Santísima Virgen del Valle de Catamarca

Centenario del Camarín de la Santísima Virgen del Valle de Catamarca

En este aporte hay un doble compromiso, la de investigadora y la de una devota de la Virgen, fervor abrevado en el seno familiar, en especial de mi padre que allá por la década del ‘60 del siglo pasado era uno de los que portaba en andas a la Sagrada Imagen.

Parte 1

Introducción

 

 Como dice Néstor Auza (2001), la fe nunca es vivida fuera de una cultura ni ésta le puede ser ajena, en consecuencia, los grandes sucesos nacionales e internacionales son actores en el proceso individual y colectivo de la fe religiosa de los argentinos.

 

 

De ahí que es imperioso un brevísimo contexto socio-histórico. Destaco el conflicto mundial de la época, primera guerra (1914-1918); la Iglesia era conducida por el Papa Benedicto XV (1914-1921), quien tiene el mérito de lograr que la Iglesia se mantuviera neutral en el conflicto bélico. El país era gobernado por el Presidente Dr. Roque Sáenz Peña, desde 1910 hasta agosto de 1914, en que falleció y completó su mandato el doctor Victorino de la Plaza. Roque Sáenz Peña, con la sanción de la ley que lleva su nombre, posibilitó la democracia moderna.

 

 

En Catamarca gobernaba el doctor Guillermo Correa, destacado político y figura descollante de la cultura, sostenido por el partido Concentración Catamarqueña. Ejercía la primera magistratura por segunda vez. 

 

 

Por la vigencia del régimen legal del Protectorado, reconocido por la Constitución de 1853, se crearon nuevos obispados, entre ellos el de Catamarca, en 1910, desprendido del Obispado de Tucumán.

 

 

La conmemoración de los 100 años de la inauguración del Camarín de la Virgen del Valle no puede ser considerado sin contextualizar las celebraciones en cuyo marco se inauguró un 5 de mayo de 1916 la celebración de la XXV° Coronación Pontificia de la Virgen.

 

 

Hasta ahora sabíamos muy poco sobre el Camarín de la Virgen del Valle. Señalo que no hay documentación específica, como la que se dispone para otras obras de envergadura. Iniciada la investigación, las fuentes disponibles eran lo que se llamó el Libro de Oro, una crónica de las festividades y un libro de Actas, las que no proporcionan información específica sobre el Camarín.

 

 

Después de una ardua consulta de diversos repositorios, localicé importante documentación que me permite dar respuesta a varios interrogantes. Otros serán resueltos en próximas investigaciones.

 

 

Monseñor Bernabé Piedrabuena fue el  primer Obispo de Catamarca. De origen tucumano, inició su gestión episcopal en junio de 1911. Tenía 47 años y había realizado ya un notorio desempeño eclesiástico, entre los que se destaca el de Visitador Canónico de la ciudad y provincia de Catamarca en 1908. Era por lo tanto conocedor de la realidad eclesiástica de la provincia. 

 

 

Al igual que el Papa Francisco, era un ferviente devoto de la Virgen María. En su pastoral al iniciar su gestión como Obispo de Catamarca, dice: “Madre amorosa, en el regazo de mi madre aprendí a pronunciar tu nombre e invocarte en mis necesidades; tu bondad me ha protegido… en la época agitada de mi juventud y en los días tan dulces como velozmente transcurridos de mi ministerio sacerdotal…”.

 

 

Desde los inicios de su misión en Catamarca, monseñor Piedrabuena concibió dos grandes proyectos con relación al tema que me ocupa: difundir la fe mariana bajo la advocación del Valle y realizar una importante obra arquitectónica, la construcción del Camarín de la Virgen, del presbiterio y el altar Mayor de la Catedral, obras planificadas para ser inauguradas en las festividades en conmemoración de la Coronación Pontificia de la Virgen. Para el primer gran propósito, el señor Obispo logró que el Papa Pío X creara la Archicofradía “Nuestra Señora del Valle o de la Inmaculada Concepción del Valle”, mediante documento dado en Roma el 27 de marzo de 1913.

 

 

 

El Papa Pío X reconoció la larga vida de la Cofradía Inmaculada Concepción, creada canónicamente en 1648.

 

 

En cuanto a la idea de la construcción del Camarín, surge porque la Virgen estaba en un pequeño espacio que albergaba a muy pocos fieles. La nueva obra se alzó en el área donde estaba la sacristía.

 

 

Benefactora de la Iglesia y del Camarín de la Virgen

 

 

 

Para la concreción del proyecto arquitectónico, monseñor Piedrabuena disponía de un legado económico muy importante realizado para la Iglesia de Catamarca. La donante fue la señora Amalia Anchorena de Blaquier. Amalia Valentina María Anchorena de Blaquier era dueña de una considerable fortuna.

 

 

Su padre fue Nicolás Hugo de Anchorena Arana, nieto del fundador del linaje Anchorena, Juan Esteban de Anchorena y Zundueta. Dice Andrés Carretero (1970), que éste llegó a Buenos Aires a mediados del siglo XVIII; se inició como pulpero y generó una actividad mercantil que trascendió el Virreinato del Río de la Plata. Así la familia Anchorena es uno de los arquetipos de antiguos linajes argentinos que lograron atesorar grandes fortunas.

 

 

 

La madre de Amalia también tenía una destacada prosapia y patrimonio, es nada menos que María Lina de las Mercedes Castellanos y de la Iglesia, de padres salteños, más conocida como Mercedes Castellanos de Anchorena, quien por su obra benéfica en favor de la Iglesia fue distinguida por el Vaticano como Condesa Pontificia.

 

 

 

Amalia Valentina María del Corazón de Jesús nació en Buenos Aires el 14 de febrero de 1872; es la cuarta hija de los diez que tuvo el matrimonio Anchorena Castellanos. En su infancia y juventud vivió en la casa familiar, el palacio Anchorena, uno de los más bellos de Buenos Aires, desde 1930, sede de la Cancillería Argentina, palacio San Martín.

 

 

 

Como vemos, Amalia Valentina creció en el seno de una familia de fortuna y profundamente católica, en especial su madre. Vio como ésta donaba, entre otras obras, el altar del Señor del Milagro en la Catedral de Salta (1900), y la Basílica del Santísimo Sacramento, una de las más lujosas de Buenos Aires.

 

 

 

Amalia Valentina se casó el 24 de setiembre de 1900 con Juan José Florencio Ramón Blaquier Oromí, también de linaje y fortuna. Ella tenía 28 años, él 15 años mayor.

 

 

 

Siguiendo el ejemplo de su madre, Amalia Valentina donó la construcción de la capilla del Carmen, ubicada en la antigua calle Charcas, hoy Marcelo Torcuato de Alvear casi esquina Pueyrredón. La obra fue inaugurada en julio de 1903, registrada en una  publicación de la época de la revista Caras y Caretas. 

 

 

 

(*) Magíster en Historia. Miembro de Número Junta de Estudios Históricos de Catamarca. Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia.

 

 

 

Disertación presentada en el homenaje académico-cultural, con ocasión de la conmemoración del Centenario del Camarín, que se ofrecerá en sucesivas entregas.

 

Por Gabriela de la Orden de Peracca

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