El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, afirmó que la encíclica del pontífice es “un llamado a la familia humana, a fin de poner un freno a la imprudente agresión del medio ambiente”

El papa Francisco envió un saludo a los participantes mediante un telegrama dirigido al arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, en el que agradece al responsable de la Pastoral Social porteña, monseñor Carlos Accaputo, destaca los temas “trascendentes para la humanidad” que se abordarán en la jornada y expresa su deseo de que el debate “dé fruto abundante para nuestra ciudad y nuestra Patria”. 

Abrieron la jornada el padre Accaputo, quien recordó que ya en 1989 Jorge Bergoglio expresó su preocupación en la necesidad de que la Iglesia “piense en la dimensión política del hombre, que la política se piense y se repiense desde el hombre a cuyo servicio está”, y Humberto Bertazza, por el Consejo anfitrión de la jornada, señaló que la encíclica deja una consigna clara: “globalización de la indiferencia o globalización de la solidaridad”. 

“Nuestro Consejo lleva en su ADN la búsqueda del bienestar social”, afirmó Bertazza, y por eso “celebra el rol de la Iglesia como generadora de espacios de consenso como esta jornada”. 

Luego de la apertura se desarrolló el primer panel a cargo de Rodrigo Rodríguez Tornquist, especialista en políticas de sostenibilidad y cambio climático, y el economista Fernando Peirano, funcionario del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación. 

“Al mundo le falta un tornillo”: con esta cita del tango de Enrique Cadícamo abrió su disertación el sociólogo y profesor de Relaciones Internacionales José Paradiso. Francisco, aseguró, en su pastoreo en la Argentina, siempre dijo lo mismo que hoy; la diferencia es la repercusión. El especialista sostuvo que el discurso papal tiene dos características: llamar a las cosas por su nombre e ir a las raíces de los problemas. “No hay una crisis social y una crisis ambiental, sino una sola crisis socioambiental”, aseguró. 

El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, quien fue presentado como un especialista en derecho ambiental, destacó que la encíclica esté dirigida a la humanidad toda, por lo que puede reorientar el debate mundial de una nueva gobernabilidad. 

El magistrado afirmó que la inequidad debe darse no sólo dentro de una misma generación sino a nivel mundial –porque hay países que declaman cosas que no hacen- y en el plano intergeneracional. También señaló la necesidad de una “gobernabilidad sistémica” que permita estudiar los problemas para prevenirlos y no esperar la catástrofe. 

“Esto supera la capacidad de la actual dirigencia, que está paralizada frente a estos problemas en todo el planeta”, sostuvo. 

También disertaron el presbítero José Carlos Caamaño, sobre “La raíz humana de la crisis ecológica”; Arnaldo Bocco, José Urtubey (Unión Industrial Argentina) y Horacio Ghillini (Sindicato de Docentes Privados) sobre “La dimensión económica en la Laudato si’”; y Enrique Del Percio y Ana Zagari sobre “La dimensión cultural, educativa y dialogal” de la encíclica. 

Al final, el cardenal Poli hizo una reflexión final e invitó a rezar la oración “por nuestra Casa Común”. 

El purpurado destacó que a lo largo de la jornada se escucharon “magníficas apreciaciones” sobre el documento pontificio y aseguró que en la encíclica emerge la constitución pastoral Gaudium spes, del Concilio Vaticano II, le da sentido a la Doctrina Social de la Iglesia. 

El arzobispo porteño sostuvo que la encíclica es “un llamado a la familia humana a fin de poner un freno a la imprudente agresión del medio ambiente”. 

Participaron de las jornadas el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, el titular de YPF, Miguel Galluccio, el secretario de Culto, Guillermo Olivieri, y el secretario general del Instituto Nacional Juan Domingo Perón, Lorenzo Pepe, entre otros funcionarios. 

También asistieron Omar Abboud, de la comunidad islámica y amigo personal del pontífice; Rodolfo Daer, titular del sindicato de la Alimentación, y Daniel Funes de Rioja (Copal), entre otros.