Cardenal de Hong Kong: Nombramiento de obispos al centro de negociaciones Vaticano - China

Cardenal de Hong Kong: Nombramiento de obispos al centro de negociaciones Vaticano - China

La Santa Sede y la República Popular China podrían alcanzar pronto un acuerdo que pondría fin a 66 años de enfrentamiento. Las autoridades comunistas chinas rompieron toda relación con la Iglesia Católica en el año 1951, tras la expulsión del nuncio apostólico por parte del régimen ateo encabezado por Mao Zedong.

 

En una extensa carta publicada el 18 de febrero en el diario digital católico hongkonés, Sunday Examiner, el Arzobispo de Hong Kong, Cardenal John Tong Hon, señala que el principal obstáculo que se debe sortear es el del nombramiento de obispos: “El núcleo del problema que se está intentado resolver es el del nombramiento de obispos”.

Sin embargo, según explica, el Gobierno chino finalmente habría decidido reconocer al Papa el poder de veto sobre los candidatos al episcopado que no considere adecuados: “después de varias rondas de diálogo, se ha alcanzado un consenso preliminar que permitiría llegar a un acuerdo sobre el nombramiento de obispos. Según la doctrina católica, el Papa sigue siendo la última y más alta autoridad en el nombramiento de obispos”.

De esta manera, se pondría fin a la controversia generada por los obispos chinos ilegítimos, nombrados por las autoridades comunistas sin la autorización de la Iglesia, y controlados por medio de la Asociación Patriótica Católica China, la organización afín al Gobierno que gestiona los asuntos católicos.

Por el momento, el Gobierno chino no reconoce la legitimidad del Vaticano para nombrar obispos en China. Ante esta situación, la Santa Sede ha nombrado obispos de forma secreta para evitar las represalias de las autoridades chinas, por lo que deben permanecer en la clandestinidad.

 

El Cardenal Tong Hon explica en su carta que, a lo largo de los últimos años, “se han producido frecuentes contactos entre representantes de China y de la Santa Sede”. Fruto de esos encuentros diplomáticos, “se constituyó un grupo de trabajo mediante el cual se ha intentado resolver los problemas pendientes”.

Además, ha explicado que, de esta manera, la Asociación Patriótica perdería su capacidad de elegir obispos, y que se convertirá en una asociación a la cual los obispos podrían afiliarse libremente.

En este sentido, ha mostrado su esperanza de que se alcance una reconciliación con los 7 obispos ilegítimos, es decir, que no fueron nombrados por el Papa.

Por otro lado, el optimismo por el resultado de las negociaciones no es compartido por todos los miembros de la Iglesia en China.

El Arzobispo Emérito de Hong Kong, Cardenal Joseph Zen, de 85 años, advirtió, en una reciente entrevista publicada en National Catholic Register, que “el diálogo significa compromiso, pero los comunistas no están dispuestos a dar nada, ellos no necesitan nada y tienen el completo control sobre la Asociación Patriótica Católica China, al igual que hacen con las demás religiones en China”.

En cualquier caso, el Cardenal Tong Hon ha afirmado que “ambas partes todavía necesitan continuar con el diálogo sobre la base de la mutua confianza con el objetivo de resolver otros problemas, uno a uno, con paciencia y confidencialidad”.

 

Tras la ruptura de las relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano, en 1951, el Gobierno chino procedió a la expulsión de los clérigos extranjeros.

Desde entonces, China únicamente ha permitido el culto católico por medio de la Asociación Patriótica Comunista China, leal al Gobierno chino y que rechaza la autoridad de la Santa Sede en el nombramiento de Obispos y en el gobierno de la Iglesia.

Por el contrario, los Obispos legítimos que permanecen fieles al Papa, viven en una situación cercana a la clandestinidad, permanentemente asediados por las autoridades comunistas.

Las relaciones entre Roma y China sufrieron un nuevo deterioro en diciembre de 2010, cuando se nombró Presidente de la Asociación Patriótica a un Obispos legítimamente ordenado, durante una asamblea a la que sacerdotes y Obispos fieles a la Santa Sede tuvieron que acudir a la fuerza.

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