El cardenal Barbarin visita al Papa para entregar su dimisión

El cardenal Barbarin visita al Papa para entregar su dimisión

Entre las posibilidades sobre la mesa: Francisco podría rechazarlas, aceptarlas con efecto inmediato, nombrarlo administrador diocesano o nombrar a otro administrador temporal

El tribunal correccional de Lyon el 7 de marzo pasado condenó sorpresivamente al purpurado, arzobispo de la ciudad francesa desde 2002, a seis meses con exención, por no haber denunciado los abusos sexuales que el sacerdote Bernard Preynat cometió contra varios scouts menores de edad durante las décadas de los años setenta y ochenta. No fue sino hasta septiembre de 2015 cuando la diócesis le prohibió al sacerdote el contacto con los menores de edad. A principios de 2016 Preynat fue puesto bajo vigilancia judicial y todavía está esperando ser juzgado.

 

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Una primera etapa concluyó en agosto de 2016 con la decisión de la procuraduría de Lyon de archivar el caso, al considerar que el arzobispo, quien en 2014 recibió una denuncia explícita en contra del sacerdote por parte de una víctima, Alexandre Hazez, y no obstaculizó el curso de la justicia (mientras la Corte había considerado prescritos los rumores que la habían llegado al cardenal en los años anteriores). Hazez y otras nueve víctimas de Preynat no quedaron satisfechas con el veredicto, por lo que nuevamente emprendieron medidas legales contra Barbarin, mediante el procedimiento de la “citación directa” que, en el sistema jurisdiccional francés, permite saltarse la investigación preliminar y pasar directamente al proceso. l proceso.  El tribunal de Lyon, presidido por la jueza Brigitte Vernay, estableció en esta ocasión que el arzobispo «es culpable de omitida denuncia sobre maltratos, privaciones o molestias sexuales».

 

«Después de la decisión del tribunal, independientemente de mi destino personal, me parece importante insistir antes que nada en la compasión por las víctimas y todo el sitio que ellas y sus familias tienen en mis oraciones», declaró secamente Barbarin a la prensa inmediatamente después del veredicto. «He decidido ir a ver al Santo Padre para entregarle mi dimisión, me recibirá en los próximos días». La arquidiócesis de Lyon después precisó que la audiencia con el Papa había sido calendarizada quince días antes de que se leyera la sentencia y después habría comunicado que la audiencia papal se habría llevado a cabo hoy a las diez de la mañana. 

 

Francisco, pues, recibió a Barbarin hoy, primera de las numerosas audiencias que, como todas las mañanas, concede en el Palacio Apostólico vaticano. La duración prevista era de media hora. Ni la Santa Sede ni la arquidiócesis de Lyon han publicado detalles sobre el encuentro, ni están previstos comunicados oficiales. Barbarin, por lo que se ha podido corroborar, volverá a Lyon hoy por la tarde. Los abogados del cardenal, además, presentaron una apelación en los últimos días. «Es importante decir», explicó monseñor Emmanuel Gobilliard, obispo auxiliar de la ciudad francesa y vocero del purpurado, «que el acto de la dimisión es el acto de un pastor, el acto del arzobispo de Lyon, que tiene que ver con la diócesis: piensa, en conciencia, dimitir por el bien de la Iglesia de Lyon. Pero es también un ciudadano francés, tiene derechos y los abogados creen que (con la sentencia de condena por no haber denunciado, ndr.) habrá consecuencias para el derecho, para la jurisprudencia; hay una nueva interpretación del derecho».

 

La procuraduría también ha apelado. Y, según refiere la prensa francesa, los abogados del purpurado, André Soulier y Jean-Felix Lucani, escribieron una nota jurídica traducida al español y destinada al Papa (para la audiencia de hoy) en la que se le comunica la convicción de que el purpurado será exculpado tras la apelación.

 

La Santa Sede no comentó la sentencia de condena del pasado 7 de marzo, limitándose a señalar, mediante la Sala de Prensa, el comunicado con el cual la Conferencia Episcopal francesa tomaba nota de la sentencia. Se explicó en esa ocasión que no se quería comentar la decisión, sino ofrecer oraciones por Barbarin, «y por la diócesis de Lyon». También se recordaba que, «como cualquier ciudadano francés, el cardenal Barbarin tiene el derecho de utilizar las posibilidades disponibles. Es lo que él ha hecho y esperamos el resultado de este nuevo procedimiento».

 

En cuanto a la decisión de entregar su renuncia en las manos del Papa Francisco, proseguía la nota firmada por el presidente del Episcopado francés, el arzobispo de Marsella Georges Pontier, «responde a su conciencia personal», por lo que no merece un comentario por parte de la Conferencia Episcopal francesa, que espera la decisión del Papa. Los obispos galos, concluía la nota, «insisten en la propia determinación contra toda agresión sexual cometida por sacerdotes contra menores».

 

A finales de febrero salió en Francia la película “Grace a Dieu” (Gracias a Dios, título que retoma las palabras que utilizó en una conferencia de prensa Barbarin, cuando dijo que «la mayor parte de los casos, gracias a Dios, ha prescrito, pero tal vez otros no, será la justicia la que decida») del director Francois Ozon. Esta película narra el “caso” Preynat y describe el nacimiento de la asociación La Parole Liberée, que ha promovido las denuncias. El sacerdote Preynat todavía no ha sido juzgado por ningún tribunal.

 

En cuanto a las perspectivas que ahora se presentan, monseñor Gobillard explicó que han todo un abanico de posibilidades: «El Papa puede rechazar las dimisiones, puede aceptarlas con efecto inmediato, puede aceptarlas pero pidiéndole que permanezca como administrador diocesano para garantizar la transición durante el tiempo en el que se nombre al sucesor, puede nombrar a otro administrador diocesano o puede encargar al obispo auxiliar más viejo que reúna al colegio de asesores para que elija a un nuevo administrador diocesano». El cardenal Barbarin, precisó su vocero, «me ha dicho que las víctimas han sufrido demasiado, la diócesis ha sufrido demasiado, tal vez ha llegado el momento de vivir un cambio».

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