El Card. Poli presidió la primera fiesta litúrgica de la beata Mama Antula

El Card. Poli presidió la primera fiesta litúrgica de la beata Mama Antula

El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió la primera celebración de la fiesta litúrgica de la beata María Antonia de Paz y Figueroa después de su beatificación, en la basílica Nuestra Señora de la Piedad del barrio porteño de San Nicolás, donde descansan sus restos. El purpurado destacó la importancia que la beata le daba a la oración, en particular al Padrenuestro.

El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió la primera celebración de la fiesta litúrgica de la beata María Antonia de Paz y Figueroa después de su beatificación (ocurrida el 27 de agosto de 2016 en Santiago del Estero), en la basílica Nuestra Señora de la Piedad del barrio porteño de San Nicolás, donde descansan sus restos. 

Comentando el Evangelio, el purpurado se refirió al Padrenuestro, oración que invita a la confianza en la benevolencia divina e invoca el amor de Dios, que perdona. Recordó que desde la antigüedad cristiana los fieles tenían la costumbre de rezarla tres veces al día, indicando la dimensión trinitaria de Dios Uno y Trino. Y señaló que nuestra voz se une en armonía a la de aquellos que levantan su voz y sus manos para alabar a Dios diciendo: “Padrenuestro…” 

¿Cómo habrá rezado Mama Antula el Padrenuestro?, se preguntó el primado argentino, y agregó: “Sabemos que le gustaba que durante los ejercicios el Padrenuestro se cantara”. Asimismo, señaló que se conserva la música que se ejecutaba en la Santa Casa de Ejercicios. Cuando el Santo Cura Brochero comenzaba a hacer su propia casa de ejercicios, sabiendo que quedaba un ejemplar del directorio con la música de la Santa Casa de Ejercicios, lo pidió, lo hizo imprimir y les hizo llegar copias a las seguidoras de María Antonia. 

Citó dos veces al papa Benedicto XVI, quien dijo que “el primer lugar de la esperanza es la oración” y señaló que Dios siempre nos escucha. 

El cardenal Poli recordó que Mama Antula pedía en una carta “que todos me ayuden en la oración porque sin eso no puedo nada”, por lo que apostó a una casa de oración y de encuentro. Y destacó que siga vigente aquella intención con una casa de oración para encontrarse con Dios, en una de las pocas muestras de arquitectura del siglo XVIII que perduran en Buenos Aires. 

La Eucaristía fue concelebrada por el obispo auxiliar y vicario de la zona Flores, monseñor Ernesto Giobando SJ; los padres jesuitas Javier Rojas e Ignacio Pérez del Viso; el párroco de la Piedad, presbítero Carlos Raúl Laurencena, y el párroco de San Miguel, presbítero Marcelo Iglesias. 

En la oración de los fieles se rezó por las intenciones del papa Francisco y en acción de gracias por los 30 años de vida consagrada de la hermana Zulema Zayas, de las Hijas del Divino Salvador, quienes continúan la obra de la beata en la Santa Casa de Ejercicios y en un colegio contiguo a la parroquia San Cayetano, de Liniers. Delegaciones de ambos lugares habían llegado en ómnibus (combis); había unos 150 asistentes. 

En primera fila estaban el secretario de Culto de la Nación, Santiago de Estrada; el subsecretario, Alfredo Abriani, y el director general de Culto Católico de la Cancillería, Luis Saguier Fonrouge. Entre otros estaban la secretaria de la Comisión Episcopal de Ecumenismo, Gloria Williams de Padilla; el director ejecutivo del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal, Daniel Martini; varios parientes colaterales de la beata, como Luisa Sánchez Sorondo, con su esposo y sus hijos, y Teresa González Fernández. También estaban las periodistas Paula Torres, de programas solidarios por televisión y por FM Milenium, y Ana Falco, de la radio de la Universidad Católica de Santa Fe. 

Al final, los asistentes se congregaron alrededor de la tumba de la beata, donde el cardenal Poli rezó un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria, y un coro entonó una chacarera dedicada a Mama Antula. El purpurado dijo que era una alegría muy grande participar de esta primera celebración en la fiesta litúrgica y señaló que a medida que se la conozca más a la beata, va a ir creciendo la devoción y se irán abriendo más corazones. 

En tanto, monseñor Giobando informó que en la Santa Casa de Ejercicios (avenida Independencia 1190, del barrio porteño de Constitución) se van a organizar retiros ignacianos para laicos, por “etapas”, todos los primeros sábados de cada mes, de 9 a 17, durante nueve meses.+ (Jorge Rouillon) 

Comentá la nota