Buscan que se extienda una experiencia interreligiosa en toda América Latina

Buscan que se extienda una experiencia interreligiosa en toda América Latina

Desde hace casi 20 años en esta ciudad funciona el único Comité Interreligioso por la Paz (Comipaz) en la Argentina que impulsa que compartan tradiciones y se conviva de manera pacífica entre diferentes credos. 

Lo integran católicos, evangélicos, judíos y musulmanes, entre otros. En ese ámbito surgen experiencias como visitas guiadas de colegios a los diferentes templos o entrecruzar festividades. Ahora, los integrantes del comité buscan extender la iniciativa a América latina.

 

Una vez al año en la mezquita de esta ciudad se escuchan rezos en hebreo y en la sinagoga, en árabe. Por iniciativa de los líderes de ambas comunidades se realiza el “Shabat Iftar”, la comida que cierra el mes de Ramadán, en el templo judío y la cena sabática, en el musulmán. Es una experiencia única en el mundo, que intentarán extender a toda América latina, bajo el auspicio del Congreso Judío Latinoamericano.

Sin la experiencia del Comipaz, coinciden el rabino Marcelo Polakoff y el imán Alí Badrán, el “compartir los tiempos sagrados” de judíos y musulmanes hubiera sido más complejo.

 

En los festejos de este año, los líderes musulmanes volvieron a recorrer la sinagoga -sus visitas son más habituales de los que los ciudadanos suponen-. Al llegar el momento del fin del ayuno del Ramadán compartieron una comida en un salón decorado con un talit (manto ritual) y una imagen del Muro de los Lamentos.

Un joven entonó el Adhan, el llamado musulmán a la oración que inicia el Iftar y una brajá (la bendición judía previa a la comida), fueron los momentos emotivos que se vivieron antes de la comida. A la mitad de la celebración, los musulmanes hicieron su cuarta oración del día compartida con un silencioso respeto por sus anfitriones.

Polakoff cuenta que la iniciativa es un intento de réplica de la conducta de Abraham -fundador de las religiones monoteístas-, cuya tienda estaba siempre abierta. No se trata de mezclar tradiciones religiosas -insisten el rabino y el imán-, sino de compartir una celebración de manera informal. Ambas comunidades también se cruzan en actos formales. A la fiesta se sumaron el arzobispo Carlos Ñañez y el obispo auxiliar, Pedro Torres.

Al finalizar el Kabalat Shabat (la bienvenida al día sagrado por parte del judaísmo), todos se trasladaron a la mezquita. Los visitantes repartieron “jalá” (pan trenzado especial para la celebración ) y jugo de uva, en lugar de vino para respetar la tradición musulmana de no consumir alcohol.

Se hicieron el Kidush y el Hamotzí (las bendiciones propias de esa cena) y después apareció una diversidad de platos de la cocina árabe. Para Polakoff era como la Córdoba de España del siglo X, donde la convivencia era un signo de la época.

“Es una demostración de la unidad de todas las religiones -apunta Badran-. Todos conformamos la especie humana y tenemos que trabajar por el bien de todos; somos todos argentinos y debemos reconocernos como hermanos, no podemos tener enfrentamientos”.

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