Bergoglio: educar es como cultivar, los niños son terreno sagrado

Bergoglio: educar es como cultivar, los niños son terreno sagrado

Papa Francisco agradeció a los Hermanos Maristas por su compromiso en Irak y Siria, en donde ayudan a los jóvenes obligados a abandonar sus casas debido a la guerra

Por IACOPO SCARAMUZZI

 

«La educación es para el niño lo que el cultivo es para el campo», decía Marcelino Champagnat, que fundó hace dos siglos los Hermanos Maristas, una Congregación religiosa con el carisma de la educación. Una tarea, les escribió Papa Francisco en un mensaje por su aniversario en el que retoma las ideas del fundador, que presupone que «el religioso educador» se cultive a sí mismo antes que nada: «Deben estar conscientes de que el terreno que trabajan y moldean es “sagrado”, viendo en él el amor y la huella de Dios». 

 

Jorge Mario Bergoglio subrayó que el lema elegido para el próximo capítulo general de los Maristas que se llevará a cabo en Colombia, durante el mes de septiembre, «un nuevo inicio», es un buen «programa de renovación que supone mirar con agradecimiento el pasado, discernir el presente y abrirse con esperanza al futuro». Expresó, antes que nada, su gratitud por la «gran historia» de compromiso con los jóvenes y niños de los cinco continentes. Pero, sin duda, no basta contemplar el pasado, sino que es necesario llevar a cabo un discernimiento del momento presente. Es preciso examinarlo y es bueno hacerlo a la luz del Espíritu Santo. Discernir es reconocer con objetividad y caridad el estado actual, comparándolo con el espíritu fundador. San Marcelino Chamapagnat, recordó Francisco, «fue un innovador para su tiempo en el ámbito educativo y de la formación. Él mismo experimentó la necesidad del amor para poder sacar a relucir las potencialidades que cada chico lleva escondidas dentro de sí. Su santo Fundador decía: “La educación es para el niño lo que el cultivo es para el campo. Por muy bueno que este sea, si se deja de arar, no produce más que zarzas y malas hierbas”. La tarea del educador es de entrega constante y tiene una carga de sacrificio; sin embargo la educación es cosa del corazón, esto la hace diferente y sublime. Estar llamados a cultivar exige antes que nada cultivarse ustedes mismos. El religioso-educador tiene que cuidar su campo interior, sus reservas humanas y espirituales, para poder salir a sembrar y cuidar el terreno que le han confiado. Deben ser conscientes que el terreno que trabajan y moldean es “sagrado”, viendo en él el amor y la impronta de Dios. Con esta dedicación y esfuerzo, fieles a la misión recibida, contribuirán a la obra de Dios, que los llama a ser sencillos instrumentos en sus manos». 

 

Y al final, Bergoglio recomendó ver hacia el futuro con esperanza: «La sociedad de hoy necesita personas sólidas en sus principios que puedan construir un mundo mejor para todos y dar testimonio de lo que creen», escribió el Papa a los Maristas, subrayando que la educación se transmite principalmente con el ejemplo. Y expresó su deseo de que «María los acompañe» en el propósito de contribuir en la creación de «una nueva humanidad, en la que el vulnerable y el descartado sean valorados y amados». 

 

En el sitio de los Maristas, refirió la Radio Vaticana, se publicó una entrevista con el hermano Emili Turú Rofes, Superior general de la Congregación y a quien va dirigida la carta. En ella, el religioso describió su audiencia con el Papa del pasado 10 de abril en el Vaticano. El Superior general dijo que habló con el Papa sobre el carisma de los Maristas y sobre el peligro de que el clericalismo anule la vocación de los laicos. El Papa, según refirió Turú Rofes, agradeció a los Maristas por su compromiso en la educación de los jóvenes y expresó admiración por su empeño en zonas como Irak y Siria, en donde desempañan particularmente actividades para educar a los niños y jóvenes que han debido abandonar sus hogares debido a la guerra. 

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