Barbarin, condenado por encubrir abusos, anuncia su dimisión

Barbarin, condenado por encubrir abusos, anuncia su dimisión

Sei meses de cárcel con exención para el Arzobispo de Lyon por las molestias cometidas por el sacerdote Preynat en los años 78 y 80. «En los próximos días iré a ver al Papa»

Ha anunciado su dimisión el cardenal Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon desde 2002, después de haber sido condenado por el tribunal correccional de su ciudad a seis meses con exención por no haber denunciado los abusos sexuales que el sacerdote Bernard Preynat cometió contra muchos scouts menores de edad durante los años 70 y 80.

 

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«Después de la decisión del tribunal, independientemente de mi destino personal, insisto antes que nada en la compasión por las víctimas y el sitio que ellas y sus familias tienen en mis oraciones», declaró Barbarin a la prensa. «He decidido ir a ver al Santo Padre para entregarle mi dimisión, me recibirá en los próximos días».

 

En 2014 una víctima de Preynat, Alexandre Hezez, que ahora tiene más de 40 años, habló con Barbarin sobre los abusos que cometió Preynat en su contra. El hombre después recurrió a la justicia civil y el sacerdote, que todavía está esperando su proceso, fue puesto bajo vigilancia judicial en 2016. Algunas de las víctimas, mientras tanto, denunciaron al cardenal Barbarin, que ahora tiene 68 años, por no haber denunciado al sacerdote ante las autoridades, a pesar de estar enterado de su comportamiento. Una investigación concluyó en agosto de 2016: la procuraduría de Lyon archivó el caso indicando que el Arzobispo no había obstaculizado el curso de la justicia y porque el delito de no haber denunciado los hechos anteriores a 2014 había prescrito. Sin embargo, diez víctimas, nada satisfechas con esta decisión, indicaron que la obligación de denunciar no se extingue hasta que las agresiones sexuales no lleguen al conocimiento de las autoridades civiles, denunciaron nuevamente a Barbarin. Pero esta vez mediante el procedimiento de la «citación directa», que, en el sistema jurídico francés, permite saltarse las investigaciones preliminares para pasar directamente al proceso.

 

Este último, que comenzó en enero, llevó al cardenal al banquillo y a otras cinco personas que fueron colaboradores suyos en el pasado: su ex jefe de gabinete, Pierre Durieux, monseñor Maurice Gardès (que mientras tanto fue nombrado arzobispo de Auch), Thierry Brac de la Perrière (actualmente obispo de Nevers), Régine Maire y el vicario diocesano Xavier Grillon, en esa época superior jerárquico directo del padre Preynat. También se citó al cardenal Luis Francisco Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien alegó la inmunidad diplomática y no compareció en el proceso.

 

Durante esa ocasión Barbarin fue sometido a las preguntas de los magistrados y de los abogados, sobre el encubrimiento de abusos sexuales. Afirmó que había animado a Alexandre Hezez para que se dirigiera a la justicia civil y afirmó (respondiendo al presidente del tribunal, que notó que Barbarin habría podido tomar la iniciativa para denunciar al sacerdote) que había pedido dilucidaciones a Roma (pidió una consulta con la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe que, habría aconsejado que el arzobispo de Lyon adoptara «apropiadas medidas disciplinarias» pero tratando de «evitar el escándalo público». Por ello, concluyó en su defensa: «Tengo la impresión de haber hecho exactamente lo que se me indicaba».

 

Al final de los testimonios de los acusados, la procuradora Charlotte Trabut, siguiendo la línea expresada en el primer proceso, no pidió ninguna pena para Barbarin. Pero el tribunal conmutó hoy por la mañana la sentencia con seis meses de cárcel solamente para el purpurado.

 

La corte presidida por la jueza Briggite Vernay escribe, en la sentencia publicada hoy, que desde 2010 Barbarin se había enterado de los abusos del sacerdote Preynat gracias a una carta enviada a su predecesor por los padres de una de sus víctimas, pero «hay que constatar que en la época por parte del cardenal no hubo ninguna denuncia», cosa «mucho más deplorable puesto que se habría podido ordenar una investigación», la víctima habría podido ser escuchada antes y habría sido posible encontrar más víctimas. El purpurado «no explica su silencio sino con la certeza de que después de 1991 estos hechos dejaron de repetirse», prosigue el texto de la sentencia, «pero esta convicción no podía ser suficiente para dispensarle de la obligación de la denuncia» prevista por el código penal francés en el artículo 434 coma 3.

 

Preynat, en cambio, fue trasladado a la parroquia de Sainte Claire en Loire et Rhins y, en 2013, fue nombrado decano. Pero, como estos hechos sucedieron en 2010, el delito de no haber denunciado había prescrito, ha explicado el tribunal, para después pasar a la segunda de las cuestiones: la denuncia que otra de las víctimas, Alexandre Hezez, envió en julio de 2014 al cardenal Barbarin. Un año más tarde le habría referido también información sobre otras víctimas. «El cardenal Barbarin nunca manifestó ninguna duda sobre estas informaciones», se lee en la sentencia, y el arzobispo «tenía la obligación de denunciar estos hechos».

 

Sin embargo, durante todo ese año de 2014, Philippe Barbarin no denunció a la justicia ni los hechos descritos por Alexandre Hezez ni la existencia de posibles casos parecidos. «No tomó la iniciativa, a pesar de las peticiones y de la insistencia de Alexandre Hezez», quien «explicaba también que no lograba comprender cómo podía ser posible que Bernard Preynat siguiera siendo titular de una parroquia». El argumento principal de Barbarin, se lee en la sentencia, fue que Hezez «le decía que los hechos de los que había sido víctima habían prescrito. Pero, ¿cómo comprender la misma inercia cuando se trataba de la existencia de otras víctimas?».

 

Barbarin objetaba sus dudas «sobre la oportunidad de denunciar hechos antiguos que no se habían vuelto a repetir. Pero esta última convicción derivaba de lo que Bernard Preynat mismo declaraba. Y, en este caso –se lee en la sentencia–, ¿por qué solicitar el consejo del secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano», el entonces monseñor Luis Francisco Ladaria, hoy prefecto del mismo dicasterio, «el 13 de diciembre de 2014, es decir cinco meses después del primer mensaje de Alexandre Hezez, sino porque este último no cesaba en si determinación? Desde este punto de vista, es oportuno subrayar que una denuncia ante la Procuraduría de la República podía contener la misma información que había transmitido a Roma. Sabemos ahora que la respuesta enviada por el secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe preveía adoptar medidas para alejar a Benard Preynat, pero invitaba también a “cualquier escándalo público”. Parece, para concluir, que no había más prioridad que esta, expresada explícitamente, el único motivo de la inercia de Philippe Barbarin durante 2015. Y, mientras sus funciones accedían a la información y tenía la capacidad de analizarla y comunicarla útilmente, Philippe Barbarin eligió en conciencia, para preservar la institución a la que pertenece, no transmitirla a la justicia. Viendo el conjunto de estos elementos – escribieron los jueces de Lyon – es oportuno declarar a Philippe Barbarin culpable de no haber denunciado maltratos, privaciones o molestias sexuales infligidos a un menor de quince años».

 

La sentencia fue pronunciada después de haber tomado en consideración «la autoridad que el cardenal Philippe Barbarin representa, el poder que tiene de decidir en plena independencia. Estaba en conocimiento de la problemática relacionada con los comportamientos pederastas y con los daños provocados a las víctimas, como demuestra su participación en la definición de los principios adoptados por la conferencia episcopal en este ámbito. Y, además, no se puede ignorar que tuviera un viejo conocimiento de los abusos atribuidos a Bernard Preynat». Por ello, «queriendo evitar el escándalo de los abusos sexuales múltiples cometidos por un cura, pero también por las decisiones poco adecuadas tomadas por los obispos que lo precedieron, Philippe Barbarin prefirió correr el riesgo de impedir a la justicia el descubrimiento de numerosas víctimas de abuso sexual y prohibir la expresión de su dolor. Por ello debe ser condenado a la pena de seis meses de cárcel», con exención.

 

«La motivación del tribunal no me convence», comentó el abogado del cardenal, Jean-Felix Luciani. «Apelaremos esta decisión con todos los medios jurídicos útiles». Según el abogado, era «difícil para el tribunal resistirse a una presión tal con documentales, una película… una situación que crea dudas sobre el respeto de la justicia».

 

A finales de febrero salió en Francia la película “Grace a Dieu” (Gracias a Dios, título que retoma las palabras que utilizó en una conferencia de prensa Barbarin, cuando dijo que «la mayor parte de los casos, gracias a Dios, ha prescrito, pero tal vez otros no, será la justicia la que decida») del director Francois Ozon. Esta película narra el “caso” Preynat y describe el nacimiento de la asociación La Parole Liberée, que ha promovido las denuncias. El sacerdote Preynat todavía no ha sido juzgado por ningún tribunal.

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