El Waqf musulmán junto con el muftí de Jerusalem anunciaron hoy por la mañana que los musulmanes podrán volver a orar en el recinto de Al-Aqsa luego de que Israel tomara la decisión de retirar las nuevas medidas de seguridad instaladas en el Monte del Templo. El anuncio despertó esperanzas de poner fin a dos semanas de tensiones en la ciudad que es sagrada para las tres religiones monoteístas.

Las cámaras de seguridad y las barricadas en el Monte del Templo fueron desmanteladas hoy por la mañana como resultado de la decisión del Consejo de Seguridad israelí de eliminar las medidas de seguridad más altas implementadas en el sitio luego del ataque del 14 de julio.

Un video amateur durante la noche mostró contratistas israelíes desmantelando pórticos para almacenar cámaras de seguridad y usar carretillas elevadoras para quitar las barreras metálicas de la entrada de la Puerta del León de mármol a la mezquita.

“El informe técnico mostró que todos los obstáculos que la `ocupación´ (israelí) puso fuera de la Mezquita Al-Aqsa fueron removidos”, expresó el jefe del Waqf, Abdel-Azeem Salhab.

En una breve declaración, el portavoz de la policía Micky Rosenfeld confirmó el desarrollo: “Los detectores de metales y las cámaras que fueron colocadas fuera del Monte del Templo después del ataque terrorista han sido removidas y desmanteladas”.

Testigos aseguraron que todos los dispositivos de seguridad fueron removidos y, como respuesta, multitudes de palestinos se reunieron en las primeras horas para celebrar.

El comandante de la Policía del Distrito de Jerusalem, General de División Yoram Helevi, manifestó que espera que el viernes muchos fieles musulmanes asistan a las oraciones en la Mezquita de Al-Aqsa, sin embargo, también espera intentos de perjudicar al personal policial y a los civiles: “Nadie debería sorprenderse si hay lesiones en el otro lado. Por eso, hago un llamamiento a la dirección del acto del otro lado para calmar el ambiente”.

A principios de esta semana, las autoridades israelíes ya habían desinstalado los detectores de metales que habían colocado a la entrada del sitio, considerado el tercero más sagrado para los musulmanes, cuya colocación a principios de este mes provocó una indignación generalizada en el mundo musulmán, que demostraba que Israel violaba el statu quo y la libertad de culto.

El presidente turco, Tayyip Erdogan, acusó a Israel de dañar el “carácter islámico” de Jerusalem, provocando una furiosa respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, que acusó al gobierno turco de reprimir brutalmente a su minoría kurda y de sofocar la democracia.

No obstante, los detectores de metales fueron reemplazados por cámaras de seguridad inteligentes, enfureciendo aún más a los líderes palestinos y a su población, que había amenazado con un “día de rabia” el pasado viernes.

El ministro de Educación, Naftali Bennett, condenó la decisión, alegando que demuestra una debilidad de la seguridad política. También afirmó que “en lugar de fortalecer nuestra soberanía en Jerusalem, se transmitió un mensaje de que la soberanía y otras áreas más allá del Monte del Templo podrían ser desafiadas”.

El recién elegido líder del Partido Laborista, Avi Gabbay, también condenó la decisión. En su cuenta de Twitter la calificó de “precipitada e irresponsable”, y agregó que este tipo de comportamiento desequilibrado daña la seguridad y la disuasión de Israel.

Por su parte, el miembro del Partido Sindical Sionista Yoel Hasson acusó al gobierno de no tener ninguna previsión. Aunque elogió la cooperación de Israel con el Waqf, América y Jordania, también declaró que un “gobierno sabio nunca habría entrado en un problema que no pueda ser eliminado sin ser visto como una pérdida en la corte internacional”.