¿Aumenta la nafta otro 30%?

¿Aumenta la nafta otro 30%?

El Gobierno dio vía libre a las petroleras para incrementar lo que quieran y cuando quieran el precio de los combustibles. La medida impactará con más inflación en las góndolas.

En Argentina “hay libre mercado”, dijo ayer en una firme declaración de principios el ministro de Energía, Javier Iguacel. Se refería al precio de los combustibles y, de esa manera, dejaba la puerta abierta para que las empresas puedan aumentar lo que quieran y cuando quieran, habilitando una guerra de precios que empieza en las naftas e impactará con más inflación en las góndolas.

A menos de una semana de la última suba de hasta el 12% (aplicado desde el domingo pasado y que llevó el litro de nafta premium hasta los $34,99), en el sector ya se habla de nuevos incrementos de entre el 25% y el 30%.  Según advierten las petroleras, ese es el desfasaje que la acelerada depreciación del peso y el valor del barril de petróleo provocaron en el precio de compra y el de venta.

La devaluación, que como un monstruo va engullendo salarios, también se devora los acuerdos. Por ejemplo, el congelamiento de precios que el Gobierno pactó con las petroleras tras la corrida cambiaria, en un intento porque la nafta no reavivara más el fuego de la inflación. Duró lo que un suspiro. Ahora, el presidente Mauricio Macri decidió que el Estado no intervendrá y dejará todo en manos del mercado para que sean “los 40 millones de argentinos” los que elijan “dónde comprar al mejor precio”, propuso Iguacel.

Encontrar un “mejor” precio será tan difícil como hallar agua en el desierto. Pues todas las estaciones de servicio se encaminarán a corregir aquel “atraso” que la devaluación provocó y que ya amenaza con desabastecimientos.

Ayer, la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha) advirtió que, por falta de rentabilidad, las petroleras empezaron a poner “cupos” a la entrega de combustibles, lo que podría generar faltante y luego el mencionado aumento en los surtidores de “hasta el 30%”. (¡Qué hijos de mala madre!) 

Ese porcentaje va en línea con las proyecciones de inflación anual y puede hacer temblar al resto de la economía: porque en un país en el que los productos viajan por ruta, cualquier salto en las naftas afecta al campo, la industria, el transporte, las góndolas. Sin logística ni moneda fuerte, el combustible y el dólar se convierten así en eslabones determinantes de la cadena inflacionaria.  

Ajeno e impasible a esa realidad, Iguacel desafió: “El precio de la nafta es libre. Si necesitan más precio, que lo pongan ellos [por las petroleras y estacioneros] y lo cobren”.

Una guerra de precios desatada con el aval absoluto del Presidente, elegido por el soberano que votó “cambio” y hoy se encuentra a merced de los grandes empresarios. Se libra otra batalla para los debilitados bolsillos argentinos que reclaman desesperados que se firme la paz. Que no se olvide aquella sentencia con la que tanto insistimos: cuando el Estado es más fuerte que las empresas hay Patria, cuando las empresas toman de rehén al Estado, hay colonia. 

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