Arroyo sin filtro

Arroyo sin filtro

El jefe comunal de General Pueyrredón afrontó un sinfín de traspiés desde que asumió la conducción del municipio. Sin pelos en la lengua se animó a una entrevista donde habló del enfrentamiento con los gremios, el Gobierno, el distrito y su futuro político

Carlos Arroyo, uno de los intendentes más polémicos del oficialismo, abrió las puertas del Palacio Municipal para conversar con La Tecla sobre su gestión, la relación con los gremios y el Ejecutivo bonaerense. Critica medidas económicas del Gobierno nacional y adelanta lo que se viene. Además anticipa que volverá a presentarse en el 2019.

-Hace unos días dijo que estaba en el mejor momento de su gestión. ¿Cómo surgió esa evaluación?

-Estoy en un muy buen momento de la gestión porque he tenido un muy buen desempeño con todo el elenco de secretarios, que es excelente, y mucho apoyo de la Provincia y de la Nación. Creo que se han logrado éxitos notables, como la repotenciación de la usina 9 de Julio, que durante veinte años fue un tema recurrente que nunca nadie resolvía. Otro fue lograr que el ministro de Energía de la Nación me hiciera caso y se licitara la construcción del gasoducto de Tandil a Mar del Plata. Cuando tomé el cargo había más de 30 edificios terminados que no se podían habitar porque no tenían gas; la situación era gravísima. Ahora se están instalando los caños, y supongo que va a estar resuelto para este invierno.

-¿Cuáles son los desafíos que quedan para los próximos dos años?

-Estamos terminando la planta de tratamiento de efluentes cloacales, con lo cual completamos la obra que lleva los residuos cloacales a unos cuatro kilómetros de la costa. Además tramitamos la posibilidad de instalar camas de internación en el hospital municipal y un pequeño quirófano, que tampoco es un dato menor. También vamos a habilitar, dentro de tres o cuatro meses, el Centro de Atención de Colón y Salta, que es histórico de Mar del Plata, con laboratorio, sistemas de máquinas de rayos; una maravilla. Me queda atacar la pavimentación de las más de 9.500 calles de tierra que heredé. Estamos resueltos a tratar de empezar, pero tenemos que lograr primero la prefactibilidad hidráulica.

-Hablaba de la excelente planta de secretarios que tiene. ¿Está conforme con el gabinete actual?

-Sí, el que tengo en este momento es un excelente gabinete. Planeamiento, por poner un caso, hizo todo el proyecto de reparación de las salas médicas; yo fui a habilitar las cuatro y, sinceramente, lo que encontré ahí fue mejor que las mejores clínicas de Mar del Plata. Me refiero a la instalación, la decoración, la calidad, el gusto estético. Es muy importante que la gente humilde encuentre que está siendo atendida en un lugar de primera. Esos centros son mejores que las clínicas más importantes de la ciudad. Están mejor pintados, mejor acomodados, y tienen todo el instrumental que necesitan. El único problema que tengo con mi gabinete es que, en vez de tener diez tipos, me gustaría tener cien o doscientos, si fuera posible, de la misma calidad, para poder hacer más rápido todo el trabajo que requiere la ciudad. Porque vamos a decir las cosas como son: aquí, durante veinte años, trabajo de infraestructura de fondo, no se hizo ninguno.

-Recibió cuestionamientos durante estos dos años de gestión. ¿Cómo los evalúa?

-Son las idas y vueltas de la política. Hasta cierto punto son lógicos, porque si no serían todos adherentes a mi partido. Yo comprendo esos cuestionamientos, pero en muchísimos casos son injustos, alentados también por una prensa que, verdaderamente, ha sido hostil. Evidentemente, uno toca intereses importantes. Mi trabajo es responderles a las personas que me votaron, y es lo que trato de hacer día a día. Mi administración es transparente, no tengo nada oculto, ningún cajón con llave. Aquí, cualquier ciudadano puede venir, preguntar y ver lo que hay; no tengo ningún secreto. El resultado de esa política es la claridad, la confianza. Yo salgo a la calle sin guardias, puedo caminar por cualquier lugar. Por supuesto que no todos me felicitan, también eso es cierto. Siempre hay alguna queja porque rompieron la punta del eje de un auto en un pozo que yo no hice pero que está, o porque viven en un lugar donde falta un foquito que se quemó y no lo reparamos en plazo porque no hubo tiempo. Todavía nos falta reparar un montón de calles, pero también estamos, de alguna forma, comprimidos, porque en esta época no se puede romper en cualquier lado.

-¿Cómo es la relación con el gobierno de la Provincia?

-Es muy buena. Todos los ministros de la Provincia vienen, no hay día que no tenga contacto con algún ministro, secretario o subsecretario, y vienen también unos cuantos de Nación. Realmente, a veces me resta tiempo de gestión, porque tengo que atenderlos, obviamente, por razones protocolares. Todos los ministros me han prestado su ayuda, tengo una excelente relación.

-¿Tiene alguna crítica para hacerles a los gobiernos provincial y nacional?

-Sinceramente, yo estoy abocado en este momento a la administración de los intereses de Mar del Plata y a resolver los problemas de la población que me votó. Más allá de eso, enseñé economía durante muchos años y tengo mis propias ideas con respecto a cómo se podría administrar un país. De pronto hay muchas medidas con las que estoy de acuerdo y otras con las que no tanto, pero eso es un derecho que todos tenemos, vivimos en democracia, somos hombres libres y pensantes. Yo no estoy de acuerdo absolutamente con todas las medidas, sí con un 95 por ciento.

-¿Cuál es ese cinco por ciento restante?

-El tema de las jubilaciones lo hubiera encarado en otro momento y de otra manera. Desde el punto de vista económico, tal vez hubiera esperado a aumentar la base de las jubilaciones para llevar al jubilado a una situación mejor. Pero bueno, para hacer eso hay que invertir dinero, y tal vez yo no comparto todos los criterios monetaristas, soy más keynesiano en ese sentido. Creo que se pueden imprimir billetes sin que se produzca inflación, siempre y cuando se aumente paralelamente la producción, y la distribución se haga en inversión y no en pagos de sueldo, por ejemplo.

-¿En algún momento de la gestión sintió que el oficialismo le restaba apoyo?

-No. Ha habido situaciones más simples o más complejas, porque a veces, los trámites administrativos son altamente complejos, por las distintas situaciones que se plantean. Es difícil, pero yo nunca sentí que la Provinciame soltara la mano, nunca; a mí, hasta ahora, siempre me apoyó.

-¿Se siente cómodo en Cambiemos?

-Sí, por el momento estamos cómodos, y espero que esto siga así; mientras me sigan apoyando voy a estar bárbaro. Pero, aparte, he encontrado gente muy buena y muy inteligente, y la verdad es que no tengo por qué sentirme incómodo, estoy muy bien. Si no lo estuviera, me iría. Uno está donde quiere estar. Afortunadamente, esto es importante y hay que decirlo, vivimos en un país donde se vive en libertad; a veces con demasiada libertad, según mi punto de vista, en algunas cosas. Y donde se respeta lo que opine la gente mientras que opine bien.

-¿Le gustaría seguir al frente del municipio en el 2019?

-No sólo me gustaría, voy a seguir al frente del municipio en el 2019.

-¿Qué opina de los otros nombres que se barajan dentro del oficialismo para ocupar el Ejecutivo municipal?

-Desconozco los nombres. Ningún miembro del oficialismo vino a decirme qué nombres se barajan.

-Guillermo Montenegro, Maximiliano Abad…

-Bueno, está bien. Ellos pueden sinceramente hablar o plantear todo lo que quieran, pero los pingos se ven en la cancha. En su momento, los otros candidatos se tendrán que enfrentar conmigo en una elección. Yo, por lo pronto, no tengo ningún miedo en hacerlo, y lo voy a hacer, que no tengan ninguna duda. Vemos si llegan. Es un problema de cada uno.

-¿Cómo es la relación con la UCR?

-Es una relación buena. La UCR es un partido histórico muy grande, donde hay mucha gente muy inteligente, pero que también, a su vez, tiene distintas ideas. Yo tengo relación con todo el partido; hay gente con la que tengo una vinculación excelente y a la que admiro, el vicegobernador, por ejemplo. Lo mismo tengo muy buena relación con (Maximiliano) Abad. Y con otras personas quizá la relación no es tan excelente, pero no deja de ser buena. Es un problema de caracteres. Es lo mismo que en la escuela: usted tenía 30 compañeros, pero no era igual con todas las chicas y todos los chicos. Con algunos era más amiga, con otros, menos. Un partido político es lo mismo. Dentro de lo que es la UCR, con mucha gente tengo muy buena relación; con otra, más o menos; con otra no me trato mucho. Hay de todo, pero, realmente, en general es muy buena.

-¿Y cómo es la relación con los gremios? ¿Siente que lo hostigan?

-Muchos sí. Ha habido un hostigamiento permanente. Está en los hechos demostrado en la prensa. Cuando usted lee en los medios tres días antes que le van a hacer un paro si no paga los sueldos, ¿no es una forma de hostigar?

-Hace un rato decía que hay demasiadas libertades. ¿Se refería a esto?

-Me refería a que no acepto que una protesta de índole menor, sin que se hayan cumplido los trámites administrativos previos previstos por las leyes, autorice, por ejemplo, el corte de una ruta o el corte de una calle, y menos aún la contaminación del ambiente mediante la quema de neumáticos. Yo aquí tuve que llegar a hacer una ordenanza paralela para que se convencieran de que no tenían que quemar neumáticos, cuando la Constitución de 1994, de alguna manera, ya lo prohíbe. Yo quiero ser coherente. Creo que todos tenemos derecho a la protesta, pero la protesta tiene que estar organizada y ordenada, porque el derecho del otro termina donde empieza el mío, o al revés, y no puede ser que un individuo, para quejarse, me intoxique con benceno. Es un problema de democracia. La democracia tiene la base fundamental, que es el respeto, la convivencia, el escuchar al otro, el entender qué le pasa. Si no nos escuchamos, si no nos comprendemos, si queremos imponer las soluciones por la fuerza, por la violencia, por lo que llamaría el chantaje, no vamos a tener nunca un sistema democrático.

-¿Cree que va a mejorar el diálogo?

-Yo siempre estoy abierto al diálogo, soy un demócrata. La base de la democracia es el diálogo, y estoy dispuesto a dialogar con todo el mundo, siempre y cuando mantengan un nivel de respeto.

-¿Pero puede llegar a cambiar la relación o cree que se va a mantener la tensión actual?

-No, creo que puede cambiar, pero eso depende de ellos, no de mí. Yo estudié toda mi vida y conozco lo que tengo que hacer y lo que no tengo que hacer. Hay gente que, evidentemente, no entiende, pero ese es un problema de ellos, no mío; no soy yo el que tiene que cambiar en ese sentido, porque yo estoy dispuesto a escuchar. Siempre estuve dispuesto a escuchar, a argumentar y a discutir las razones en pro y en contra de cualquier hecho que se plantee. Ahora, ellos son los que tienen que entender que yo soy la autoridad, que a mí me votaron 180 mil personas, que yo soy el intendente de Mar del Plata, y que mi primer deber es hacia el ciudadano que me votó, al que anda por la calle, y que voy a defender esos intereses.

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