“El aumento es profundamente inquietante y deja en claro que las leyes federales existentes no disuaden adecuadamente; la tolerancia religiosa es la base sobre la cual fue fundada nuestra gran nación y debemos defender las libertades individuales de nuestros vecinos de todas las confesiones y proteger sus lugares de culto”, aseguró el primero, que es judío, en un comunicado.

“Ningún estadounidense debería ser un blanco debido a su fe; lamentablemente, cada vez más centros comunitarios religiosos de todo el país han debido cerrar sus instalaciones y llamar a escuadrones antibombas”, agregó su colega.