“Ante las situaciones de injusticia, violencia y corrupción que tanto oprime a nuestro pueblo, es urgente una auténtica cultura la paz” reclamó el obispo de San Justo

“Ante las situaciones de injusticia, violencia y corrupción que tanto oprime a nuestro pueblo, es urgente una auténtica cultura la paz” reclamó el obispo de San Justo

El pasado viernes 29 de diciembre, bajo el lema “Es el diálogo el que hace la paz. No se puede tener paz sin diálogo”, la Mesa de Diálogo Social La Matanza organizó una misa en la Catedral de los Santos Justo y Pastor para rezar por la paz. 

 

La misa, presidida por el obispo diocesano Monseñor Eduardo García, contó con la presencia de numerosas autoridades municipales, legisladores nacionales y provinciales, representantes del movimiento obrero y de los diversos movimientos sociales y de la pastoral social diocesana.

En su homilía, monseñor García preguntó si “¿Podemos seguir hablando de la paz? ¿Esperar la paz? ¿Trabajar por la paz, no es sembrar en el mar o intentar arrear sapos?” en un mundo en el cual hay pueblos “condicionados por el miedo, oprimidos por el derecho del más fuerte, dominados por bloques políticos, económicos y financieros” a la vez que recordó que “no hay país, ideologías o institución que no busque la paz y no la incluya en sus declaraciones, pero tanto la paz como la libertad se nos presentan con contenidos diversos y hasta contradictorios, según la concepción que se tenga de la historia y de la vida”.

Haciendo referencia a la situación que atraviesa el país en los últimos meses, García reclamó, en pos de la paz social, por la “falta de garantías para salarios justamente remunerados” y por “un desarrollo social digno del hombre” en el marco de una “legendaria y eterna crisis económica restringe peligrosamente el espacio de libertad” que ha llevado a su vez a la pérdida de “confianza en las instituciones, porque día a día aparecen nuevos muertos en el placard con todo tipo y coloración política y social”.

Apelando a la responsabilidad personal de cada uno, “somos nosotros los que tenemos que cambiar para ajustar nuestra vida y nuestro actuar a los deseos de paz por los que clama la humanidad”. “Necesitamos despertarnos de ese sueño ilusorio en el que creemos que todo vale, que el fin justifica los medios; sin hacernos cargos de las consecuencias poniendo cara de “yo no fui” ante las injusticias encarnadas. Para construir una sociedad donde se respire paz se necesitan cambios profundos; y esos cambios implican riesgos y sacrificios” continuó quien fuera obispo auxiliar de Buenos Aires cuando Bergoglio era arzobispo. 

Y cerró su  profunda homilía denunciando “las situaciones de injusticia, violencia y corrupción que tanto oprime a nuestro pueblo, especialmente a los más necesitados, que siempre son los que pagan el pato, es urgente una auténtica cultura la paz; una paz fundada en la verdad, la justicia y el amor.”

Por otra parte, al concluir la celebración religiosa se llevó a cabo la bendición de dos placas conmemorativas del 160 aniversario de la fundación de San Justo,  con los nombres de los fundadores de la ciudad, don José Justo Cayetano Villegas Ruiz Gamiz y Doña María Salomé Cascallares Blanco.

 

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