La alegría de tocar al Papa

La visita de Jorge Bergoglio en Paraguay deja sus huellas en quienes compartieron momentos únicos con él.

“¡Fuerza amigo, vamos!” le dijo el cardenal de Roma a un  joven servidor que atravesó la valla de seguridad para tocarlo en el Bañado Norte. 

Jorge Arzamendia abrazó a sus amigos y gritó al cielo en medio de la multitud. Un periodista de Telefuturo lo entrevistó unos minutos y su corazón se aceleraba. Los músculos de su cara no podían denotar más sonrisa por falta de espacio. ¡Alegría, alegría, alegría!

Ese día, él no iba a ir como servidor. No tenía credencial y debía estar a la madrugada en el Bañado Norte,  pero su amigo del barrio insistió, insistió, insistió y le consiguió una credencial de servidor. Él quería tocar al Papa Francisco, quien el día anterior había dicho en el León Condou  “me da tristeza ver un joven jubilado”. Jorge no era un jubilado.

“Estábamos ahí con mi amiga Evelyn y yo le dije “hoy yo salto, no me importa lo que pase, hoy yo le toco al Papa!”, relata en medio de la risa, la risa y la risa. La risa de los nervios de quien había hecho algo que se imaginó una gran travesura que salió bien. “Esteban, un bebé de un año estaba con su mamá. Fue un impulso. Le dije a su mamá, yo salto y vos me das tu criatura, y salté y su mamá me dio. Me vino la moto de la seguridad, pero gracias a Dios tuve la agilidad para esquivar la moto y él paró”, relata Jorge.

Bergoglio había detenidose unos segundos para bendecir a Jorge y a Esteban. “Bendecinos, bendecinos señor”, le dijo Jorge  con Esteban en brazos. El papa le bendijo y le dijo: “¡Fuerza amigo, vamos!”

“Lo hice, lo hice, le toqué al Papa”- Jorge Arzamendia no lo pudo creer. Todo el Barrio San Jorge de Trinidad lo vería por televisión. “Soy hijo único. Vivo con mi papá y mi familia es la pastoral juvenil, esa es mi familia”, dijo Jorge con una sonrisa que no le dejaba hilar ideas. ¡Pura alegría, pura emoción!

Volver a recordar

Paul Ever Cáceres es bombero de la primera compañía de Asunción, del Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay. El domingo volvió al Ycuá Bolaños para ver al Obispo de Roma y aunque poco duró el momento, los sentimientos se movieron más que nada por el lugar.

"Cuando fue el incendio estuvimos, fuimos la tercera unidad en llegar! Mirando acá, es como si hubiera sido ayer. Ese domingo negro. Rescatando vida y cuerpos”, dice el teniente Paul Ever.

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