Abusos; el Vaticano sobre el informe de Pennsylvania: “Vergüenza y dolor”

Abusos; el Vaticano sobre el informe de Pennsylvania: “Vergüenza y dolor”

La declaración del vocero Greg Burke: «Las víctimas deben saber que el Papa está de su parte. Las reformas hechas han reducido drásticamente la incidencia de los abusos»

«La Iglesia debe aprender duras lecciones del pasado y que debería haber una asunción de responsabilidad por parte tanto de los que han abusado como de quienes han permitido que sucediera». Es lo que declaró el 16 de agosto de 2018 por la tarde el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede Greg Burke, comentando el informe sobre los abusos sexuales contra menores en seis diócesis de Pennsylvania, publicado hace dos días. 

  

«Ante el informe divulgado en Pennsylvania esta semana –afirma el vocero vaticano– dos son las palabras que pueden expresar lo que se siente frente a estos horribles crímenes: vergüenza y dolor. La Santa Sede considera con gran seriedad el trabado hecho por el Invertigating Grand Jury de Pennsylvania y el largo Interim Report por él producido. La Santa Sede condena inequivocablemente el abuso sexual contra los menores». 

  

Los abusos descritos en el informe, continúa la declaración, «son penal y moralmente reprobables. Estos actos han traicionado la confianza y han robado a las víctimas su dignidad y su fe». Sigue una afirmación difícil e importante: «La Iglesia debe aprender duras lecciones del pasado y que debería haber una asunción de responsabilidades por parte tanto de quienes han abusado como de los que han permitido que sucediera». El Vaticano espera, pues, que tanto los abusadores aún vivos como las autoridades eclesiásticas que los han encubierto se asuman sus responsabilidades». 

  

  

«Gran parte de lo que se lee en el informe –indica Burke– se relaciona con abusos anteriores a los primeros años del 2000. Al no haber encontrado casos después de 2002, las conclusiones del Gran Jury son coherentes con anteriores estudios que han demostrado que las reformas hechas por la Iglesia Católica en Estados Unidos han reducido drásticamente la incidencia de los abusos cometidos por el clero». Las nuevas reformas y las prácticas que se han puesto en marcha han producido importantes resultados y han logrado reducir consistentemente el fenómeno. 

  

«La Santa Sede –afirma la declaración– anima constantes reformas y vigilancia en todos los niveles de la Iglesia Católica, para garantizar la protección de los menores y de los adultos vulnerables. Subraya, además, la necesidad de obedecer a la legislación civil, incluida la obligación de denunciar los casos de abusos contra menores». 

  

«El Santo Padre –concluye el vocero vaticano– comprende bien cuánto estos crímenes pueden sacudir la fe y el espíritu de los creyentes e insiste en su llamado a hacer cualquier esfuerzo para crear un ambiente seguro para los menores y los adultos vulnerables en la Iglesia y en toda la sociedad. Las víctimas deben saber que el Papa está de su parte. Los que han sufrido son su prioridad, y la Iglesia quiere escucharlos para arrancar este trágico horror que destruye la vida de los inocentes». 

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