Abusos, la Santa Sede: la reunión de obispos deberá aclarar bien como afrontarlos

Abusos, la Santa Sede: la reunión de obispos deberá aclarar bien como afrontarlos

Emergen los principales objetivos vaticanos: concreción y conciencia de modo que todos los obispos puedan regresar a sus diócesis sabiendo cómo actuar frente a los distintos casos

Concreción y conciencia serán las palabras clave. Junto a la claridad. Desde la Santa Sede llegan las primeras indicaciones sobre los objetivos de la reunión convocada por el papa Francisco para afrontar la plaga de los abusos y de la pederastia. Emergen de un artículo publicado en el Osservatore Romano firmado por Andrea Tornielli, director editorial de los medios de comunicación vaticanos, que no esconde que el resultado hacia el que apunta es hacer que cada obispo pueda volver a su país sabiendo bien “lo que se debe hacer” frente a estos casos.

Al otro lado del río Tíber se advierte particularmente la presión –sobre todo desde los Estados Unidos-- en vista de la próxima reunión sobre la protección de los menores y los adultos vulnerables que tendrá lugar entre el 21 y el 24 de febrero, en la que participarán los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo. Y la confirmación llega del editorial de Tornielli, que denuncia una “expectación mediática excesiva, como si se tratara de un acontecimiento a medio camino entre un Concilio y un Cónclave”. Es un clima que corre el riesgo de “hacer pasar en segundo plano el significado eclesial de un encuentro entre Pastores, entre los Presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo, quienes junto al Sucesor de Pedro reflexionarán sobre el tema de los abusos”.

Tornielli subraya sin embargo que “la universalidad típica de la Iglesia Católica que se refleja en el encuentro: la presencia de los Episcopados de todo el mundo llamados, por primera vez todos juntos, a afrontar esta dolorosísima plaga que ha sido, y es, fuente de enormes sufrimientos para las víctimas y de contra testimonio evangélico, ayudará a acrecentar la conciencia de todos sobre la gravedad de la crisis”.

Así, el dramático fenómeno de la violencia sobre los menores, las trágicas experiencias de las víctimas, los procedimientos que deben aplicarse ante las denuncias y las directrices “para garantizar un ambiente seguro a los niños y a los jóvenes se examinarán, por lo tanto, desde una perspectiva no sólo europea o estadounidense”, sino con sensibilidad, matices y miradas “poliédricas”. Estilo y método de Papa Bergoglio.

Después está el párrafo que precisa el objetivo de la reunión, definido “muy concreto: hacer que cada uno de los que participarán en ella pueda regresar a su propio país teniendo absolutamente claro lo que se debe hacer (y no hacer) frente a estos casos. Cuáles son los pasos que deben darse para tutelar a las víctimas, respetando la verdad y a las personas implicadas, para lograr que nunca más ningún caso sea ocultado o encubierto”.

Otra puntualización: no se está en un “’año cero’ de la lucha contra los abusos” porque “en los últimos dieciséis años se han han dado muchos pasos significativos y concretos. Las normas para actuar han sido establecidas e intensificadas por voluntad de los últimos Pontífices y en algunos casos pueden ser definidas ’de emergencia’, dada la rapidez de acción que permiten con respecto a quienes se han manchado con este delito”.

Entre quienes siguen la actualidad vaticana la sensación es que este encuentro de febrero, para el que se prevé una extraordinaria presencia de periodistas y enviados provenientes de todos los continentes, pueda transformarse en un verdadero evento-símbolo de este pontificado. Y quizá más: un punto de inflexión decisivo para el futuro de la Iglesia.

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